"Para nosotros es un drama". Así califica el concejal de Turismo de la Vall d'Uixó, Jorge García, el estado de la piscina descubierta municipal de esta localidad de la Plana Baixa, que por tercer verano consecutivo estará cerrada al público por un litigio judicial que ha dejado la instalación en una situación de abandono y con una imagen fantasmagórica. El que años atrás fue un importante punto de encuentro estival para los vecinos de la localidad, situado en el paraje de Les Coves de Sant Josep, se ha convertido en un complejo hoy por hoy inservible y sin soluciones a corto plazo.

En julio del 2019, apenas unas semanas después de iniciarse la campaña, la empresa (Formula Riu) que recibió la concesión de las instalaciones en el 2014, con el popular Óscar Clavell al frente del consistorio, decidió de forma unilateral cerrar las puertas del recinto alegando serias deficiencias de las instalaciones municipales, en lo que el Ayuntamiento de la Vall consideró un incumplimiento de contrato en toda regla. El asunto acabó en los tribunales y ahí sigue.

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El estado de abandono de la piscina municipal al aire libre de la Vall d'Uixó Raül Badenes

La pasada temporada veraniega los valldeuxenses se quedaron sin piscina pública y en este 2021 continuarán sin poder disfrutar de este servicio. "Aunque en el último pleno acordamos presentar un requerimiento para agilizar el proceso judicial, está claro que no llegamos a tiempo para el verano", apunta a Mediterráneo Jorge García. En resumen, hasta que no haya un fallo judicial firme el consistorio de la Vall está atado de manos para actuar en la adecuación de la piscina. Será entonces cuando el Ayuntamiento podrá recuperar las llaves de las instalaciones para acceder a ellas y evaluar en qué estado se encuentran, para a partir de ahí diseñar un plan de acción para recuperar la piscina.

El antes y el ahora de la piscina municipal descubierta de la Vall, en el paraje de les Coves de Sant Josep R. MARCO

Mientras, la instalación, que también contempla un restaurante anexo que "nos consta que no se ha abierto desde la concesión, en el 2014, del recinto" --apunta García--, presenta una imagen desoladora. La cubeta se ha convertido en un agujero agrietado con agua putrefacta en su interior, los toldos desgarrados por los efectos de la intemperie se mueven al son del viento como una especie de velas de barco fantasma, mientras que las malas hierbas crecen por doquier en todos los puntos del recinto. Nada que ver con la imagen de hace apenas un par de años.

No son pocos los vecinos de la Vall que se acercan a la zona para comprobar de primera mano el estado de la piscina, con un sentimiento de indignación, en algunos casos, y de pena, en otros.