En el mes de septiembre, salvo imprevistos, comenzarán las obras de construcción de un alojamiento rural de bioconstrucción en la Vilavella. Una iniciativa privada que cuenta con el respaldo municipal, pues en el último pleno se aprobó la bonificación del impuesto de construcciones al considerar que se trata de un proyecto de «interés comunitario».

El planeamiento lo realizó la Cooperativa Elements, al frente de la que están Silvia Espinosa y Javier Fuentes, que tienen como objetivo crear un lugar de hospedaje con una filosofía acorde con los principios del yoga, la conexión con el entorno natural y la reorientación de la forma de vida, tal y como sus impulsores describen.

Difícil recorrido

El camino recorrido hasta poder planificar una fecha de inicio de las obras no ha sido sencillo. Durante casi dos años, la habitual burocracia ha eternizado los trámites para autorizar el desarrollo de una propuesta que cuenta ya con el visto bueno de la Generalitat y la Declaración de Interés Comunitario (DIC), indispensable al encontrarse en zona de influencia del Parque Natural de la Serra d’Espadà. De hecho, entre los atractivos de este enclave están sus vistas, ya que es un balcón a la Plana y la montaña.

Entre los aspectos interesantes de este alojamiento, para el que se plantean un plazo de ejecución de unos dos años, está el modelo constructivo, pues se han decantado por la bioarquitectura. La base de los diferentes edificios que lo compondrán son la paja, el barro y la madera. En concreto, a través del sistema conocido como «paja encofrada o aligerada», con muros de unos 25 centímetros de espesor. El porqué de esta elección tiene que ver con la propia filosofía del proyecto: la conexión y el equilibrio con la naturaleza, y porque están probadas sus ventajas desde el punto de vista de la climatización, pues «la paja es el mejor aislante natural», detallan.

El hotel rural incluirá un edificio central con dos habitaciones, una cocina y comedor comunes y una sala de usos múltiples, y tres pequeñas viviendas independientes distribuidas a lo largo de la parcela, con un máximo de 16 plazas. Habrá una biopiscina --con filtrado sin cloro, por el propio movimiento del agua, la oxigenación y plantas--, y un jardín terapéutico con vistas a la sierra, además de espacios al aire libre para la práctica de yoga u otras técnicas de meditación y relajación, que es la especialidad de los propietarios.

El objetivo es que el complejo ofrezca «el mayor rango posible de opciones» a la hora de hospedarse, pero siempre desde la perspectiva de otro modelo de aprovechar y vivir el tiempo libre.