Tras el abandono de la orden de religiosa de las Dominicas de Burriana hace poco más de tres semanas ya se conoce la finalidad que tendrá el convento. Será un centro específico para personas con enfermedad mental crónica (CEEM), un objetivo social para continuar con el espíritu de las paredes que durante más de 130 años acogieron a las monjas de clausura. La iniciativa privada, con la colaboración de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat, ofrecerá asistencia integral a enfermos mentales de entre 18 y 65 años que no precisan hospitalización y que recibirán terapias enfocadas a fomentar su autonomía personal y social. Los trámites para iniciar la puesta a punto del inmueble ya están en marcha, cara a su apertura el primer trimestre del 2022. Tendrá capacidad para unos 80 usuarios y supondrá la contratación de unas 40 personas para desempeñar sus tareas en el centro.  

Así lo explicó a Mediterráneo, el impulsor del proyecto, Pablo Ribes, quien recalcó que están «muy ilusionados de poder ofrecer este servicio a un colectivo con mucha necesidad, ya que hay déficit de plazas en la provincia de Castellón». De hecho, la idea se viene gestando desde el verano del 2018 y la búsqueda por el enclave más adecuado le llevó a localidades como Vinarós o Benicarló, pero las características del edificio, «lo convierten en el lugar ideal para crear este tipo de centros comunitarios», añadió. 

De hecho, la ubicación céntrica del edificio con multitud de servicios a su alrededor y a 5 minutos de El Pla fue otro de los puntos que jugaron a favor para inclinar la balanza hacia Burriana.  

La despedida de las religiosas despertó las dudas de los vecinos sobre qué futuro le iba a esperar a la iglesia de la Sagrada Familia, un templo con gran arraigo social por la devoción que suscita la veneración a la imagen de San Martín de Porres, más conocido como el Beatet. Los promotores recalcan que su «compromiso es que la iglesia vuelva a estar abierta dentro de poco y, como el centro estará funcionando 24 horas al día mantendremos ampliamente el horario». Además, el nombre del centro hará referencia al santo y «también hemos hablado con la Cofradía del Ecce-homo para que sepan que podrán mantener el templo como sede y guardar allí el paso de Semana Santa».  

La distribución del inmueble, «idónea» para el proyecto

Pese a que se trata de un inmueble con más de 130 años de historia, los promotores afirman que «las religiosas realizaron un mantenimiento perfecto y está en inmejorables condiciones». Así, el proyecto de reforma no contempla ningún cambio sustancial de las estancias, ya que la distribución habitual de los monasterios, con celdas y claustro, es la «idónea» para este tipo de residencias de salud mental. 

Los trabajos se limitarán a ajustar el inmueble a la normativa que exige el Consell y a realizar una renovación general de la planta baja y primer piso. La fachada del monasterio está registrada en el catálogo del Plan Especial de Protección del conjunto histórico, por lo que se contempla el mantenimiento de la misma y la limpieza del muro lateral derecho para su adecuación. Las obras tienen un plazo de ejecución de seis meses y está en marcha la elección de la empresa que realizará la rehabilitación.