Vilafranca se iluminó en la noche del sábado con 14.000 velas que decoraron las principales calles del barrio antiguo de la localidad. La iniciativa se consolida per tercer año consecutivo y atrae cuentos de visitantes para recorrer las calles iluminadas. 

El centro del municipio quedó a oscuras para dar paso a un único alumbrado proporcionado por más de 14.000 pequeñas llamas. Las calles se convirtieron en un mágico recorrido en el que se dibujaban decenas de dibujos. Mosaicos, motivos vegetales y formas diversas decoraron viales, puertas y balcones transformando el centro en un marco incomparable. 

La Nit dels Ciris se ha consolidado gracias al trabajo desinteresado de los voluntarios. El consistorio, que lidera la actividad, solicitó el concurso de personas para que ayudasen en la titánica tarea. No faltaron ayudantes que se esmeraron para disponer de los miles de cirios primero y, finalmente, prenderlos para obtener el efecto deseado. 

El surgimiento de una tradición puede venir determinado por múltiples motivos. El caso de Vilafranca y la Nit dels Ciris empezó como una alternativa para poder hacer una actividad segura en tiempos de pandemia y, visto el éxito, parece tener el futuro asegurado.

Lo que dejó la pandemia

En 2020, tal y como recuerdan deade el consistorio, «las restricciones nos obligaron a preparar un plan especial para visitar las calles de forma segura y una actividad diferente para aquel verano tan difícil», recuerdan. Ahora, tres años después la evolución de la fiesta es total. Un dato que constata el éxito es la evolución del número de cirios. El primer año encendieron 4.000, la segunda edición llegaron hasta las cinco cifras con más de 10.000 llamas y este tercer año van un paso más allá con 14.000, la suma de velas de los dos primeros años. Vilafranca espera ya la próxima edición sin poner un límite al número de ciris con el que llegará la cuarta edición.