El tanatorio, más cerca de ser una realidad

Recta final de la obra más importante de la legislatura en la Vilavella tras múltiples retrasos

El Ayuntamiento estudia sancionar a la constructora por un retraso de 8 meses

La primera fase del proyecto está completada y se ha iniciado ya la instalación eléctrica, servicios y pintura.

La primera fase del proyecto está completada y se ha iniciado ya la instalación eléctrica, servicios y pintura. / Mònica Mira

Con un considerable retraso, las obras de construcción del tanatorio municipal de la Vilavella encaran su recta final. Así lo confirma el alcalde, Sebastià Roglà (PSPV), quien confía en que entre los meses de mayo y junio pueda iniciarse la licitación de un servicio «muy necesario» para el pueblo, y que lleva trabajándose desde la legislatura anterior.

Con una inversión total que ronda los 800.000 euros con cargo a los presupuestos municipales, Roglà confirma que se ha completado la primera fase del proyecto, la construcción del edificio, «y ya ha empezado la segunda fase, que incluye la instalación eléctrica, la climatización y la pintura».

Aunque resulta comprometido hablar de plazos en una obra que acumula demoras considerables, desde el Ayuntamiento confían en que, ahora que se ha recuperado el ritmo normal de trabajo, pueda completarse la recta final de la intervención en cuestión de un mes y medio. Mientras tanto, como explica Roglà, el consistorio está trabajando en la elaboración de los pliegos de condiciones para poder avanzar, en la medida de lo posible, en la parte burocrática, para licitar la gestión antes de que llegue el verano.

Para el alcalde, «lo que más me preocupa no es que no podamos inaugurar cuando estaba previsto, sino que cada día que pasa es un día más que los vecinos de la Vilavella no tienen más remedio que desplazarse a otras localidades para despedir a sus difuntos».

Retrasos "sin motivación"

Roglà recuerda que el proyecto del tanatorio municipal «nació en el 2015 y durante tres años nos dedicamos a gestionar los permisos para poder plantear las obras». Uno de los inconvenientes con los que se tuvo que lidiar era que las instalaciones de la Ciutat de la Raqueta y el cementerio «no estaban legalizadas» y tuvieron que centrarse en regularizar la situación, porque el tanatorio iba a ubicarse allí.

Otro inconveniente era determinar si estaba en zona inundable o no, lo que llevó su tiempo. Y finalmente, cuando se adjudicó en el 2019 la construcción, y empezaron los contratiempos. Primero el covid, «después responsabilizaron a las lluvias, pero lo cierto es que las obras debían haber estado acabadas el agosto pasado». El Ayuntamiento, de hecho, ha iniciado un expediente para sancionar, si cabe, a la empresa.

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