Descenso progresivo de ejemplares

Menos toros y más caros: los efectos de la pandemia llegan ahora a los 'bous' en Castellón

El sacrificio de animales hace cuatro años disminuye el número de cerriles

Los organizadores tienen que buscar más y auguran una bajada de festejos

Las fiestas patronales de Sant Vicent de la Vall exhibirán este año dos ejemplares menos por la subida de los costes.

Las fiestas patronales de Sant Vicent de la Vall exhibirán este año dos ejemplares menos por la subida de los costes. / J. J. Montón

En el 2024 habrá menos toros cerriles en las fiestas. Al menos eso es lo que auguran desde la Federación de Peñas de Bous al Carrer de la Comunitat y organizadores de festejos de la provincia de Castellón. Es el efecto pandemia, que al mundo del toro ha llegado cuatro años después por la consecuencia directa del sacrificio de animales ante la suspensión generalizada de exhibiciones. En el campo hay menos animales con el perfil que busca la afición y son más caros.

El presidente de la federación, Germán Zaragoza, explica que el descenso ha sido «paulatino». «En el 2022, hubo un dato histórico, con 1.200 exhibiciones de cerriles en toda la Comunitat, porque las peñas tenían el dinero de las fiestas que no habían podido celebrar y en las ganaderías había muchos toros a los que debían dar salida». Esas circunstancias cambiaron en el 2023 y se bajó a los 1.000, «y estamos casi seguros de que este año habrá un poco menos».

El sacrificio de animales hace cuatro años disminuye el número de cerriles

En la Vall d’Uixó, el municipio valenciano donde hubo más bous al carrer el año pasado, corroboran esa previsión. El presidente de la Federació de Festes, Miguel Ángel Navarrete, insiste en que «el número de toros irá a la baja, porque al haber menos para comprar, están más caros». Pone como ejemplo el programa de las fiestas patronales de Sant Vicent, que inauguran temporada con dos exhibiciones menos de las habituales.

Enrique Bonifás, coordinador de esa comisión taurina, ya adelantó a Mediterráneo que habían empezado «más pronto que nunca» a buscar porque sabían lo que iba a pasar. «El año de la pandemia, los ganaderos se vieron obligados a sacrificar vacas y terneros para reducir el número de bocas que alimentar, y eso se nota ahora, esos animales tendrían cuatro años, la edad ideal», afirma.

Todos deben hacer frente a las tantas veces mencionadas leyes del mercado: poca oferta y mucha demanda, suben los precios. Y a ese efecto pandemia, como precisa Zaragoza, hay que añadirle el contexto económico generalizado, como el aumento de los costes. «A los ganaderos les cuestan más la gasolina y los piensos, pero las peñas tienen los mismos presupuestos», por lo que las matemáticas no cuadran y hay que elegir.

Colaboración entre peñas

En Almassora se decantan por no renunciar a la calidad y la buena presencia. Así lo exponen en la conocida peña El Caragol, donde han optado por «volver a nuestros orígenes, cuando nos juntábamos para hacer toros». En las próximas fiestas, El Caragol y El Trasto han comprad un ejemplar de El Torero, «porque no queremos bajar el rango de la ganadería». Lo que podría entenderse como algo bueno, según indica, «tiene un lado negativo, un perjuicio para la fiesta y la afición, y es que se hará un ejemplar menos».

Reducir el número de toros para no renunciar a la calidad, juntarse diversas peñas para optar a los grandes hierros o buscar mucho. Esa última es la tercera opción a la que apuntan desde Vila-real. José Pascual Adsuara, de la Comissió del Bou, asegura que hay toros, «aún están vendiéndose de 6 o 7 años, los que están retrasados de otros ejercicios». Si bien es cierto que el ideal para un cerril son los 4 o 5 años, «como los ganaderos no los pueden sacar a las plazas con 6 años, los reservan un poco y los suelen ofrecer a las peñas. El precio tampoco será el mismo».

Hacer muchos kilómetros, buscar, quizás no ser tan exigentes..., todo apunta a que este no será año de récord, sino de impass. 

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