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Un ajuste de 1.000 millones es el último escollo para las cuentas de la Generalitat del 2022

La comisión política alcanza un preacuerdo que aboca a Hacienda a subir el apartado de ingresos

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, bromea con el síndic del PSPV, Manolo Mata, y Carmen Martínez.

A 24 horas de que se celebre el pleno ordinario del Consell que en una situación de normalidad debería dar el visto bueno a los presupuestos de la Generalitat del 2022, el último escollo es un ajuste de alrededor de 1.000 millones. La comisión política que negocia las cuentas había llegado ayer a un preacuerdo, pero las terceras cuentas públicas del Botànic II siguen bloqueadas al estar por decidir si es factible aumentar la partida de ingresos para poder cuadrar las propuestas de gasto de todas las conselleries, principalmente las del ámbito social. La tarea se antoja complicada para Hacienda, que también está representada en la comisión y a la que compete elaborar el documento.

Los socios de Gobierno, PSPV, Compromís y Unides Podem, que ayer mantuvieron nuevas reuniones, estarían en principio de acuerdo en ampliar los ingresos para poder cuadrar el gasto. Un exceso, respecto a las primeras previsiones de Hacienda, de alrededor de mil millones, aunque la cantidad se habría rebajado. En todo caso, es un difícil encaje porque los ingresos están muy definidos. Cabe apuntar que para el año próximo, la principal fuente de ingresos (las transferencias del Estado) es más contenida. Sin fondo extraordinario covid-19 y con menores recursos por la liquidación del sistema de financiación, las opciones de Hacienda se reducen.

Financiación

Las cuentas del 2022 volverán a contar con la partida de la infrafinanciación de los 1.325 millones (ficticios según la oposición porque el Estado no los abona), así como la partida del llamado Foga histórico (la contraprestación por servicios sanitarios a los desplazados) y el pago del 50% de la dependencia. Ni uno ni otro son transferidos, pese a que el Gobierno está obligado a hacerlo.

Al Consell sólo le quedan dos vías para mejorar los ingresos: una mayor previsión de recaudación vía tributos al calor de una recuperación económica o el aumento del déficit. Y esto último no parece un opción para Hacienda. 

El problema es que el Consell parte de unas cuentas de 2021 que fueron expansivas. El gasto se elevó un 12% y las partidas sociales, tal como ayer reivindicó el presidente Ximo Puig, crecieron en más 5.186 millones hasta alcanzar los 15.931 millones. Puig anunció en las Corts que este gasto social se consolidará y que las cuentas destinarían unos 16.000 millones a este campo. 

Referente

Apenas han trascendido cifras sobre las cuentas de la Generalitat, pero hay un documento referente: los presupuestos generales del Estado que crecen un 5%, mucho menos que este año. Tras varios años de crecimiento sostenido, Hacienda preveía para 2021 unas cuentas restrictivas solo enriquecidas por los fondos europeos. Por otro lado, ante el retraso en la confección del presupuesto de la Generalitat, el Botànic podría convocar un pleno extraordinario el domingo para aprobar las cuentas y remitirlas a Les Corts. Un trámite «in extremis» para cumplir los plazos.

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