Pedro Navarro: «Quiero hacer de mi guitarra un espectáculo»

El artista presentará en el Teatro Alcázar de Nules, el 25 y 26 de febrero, tras cinco años de ausencia

El guitarrista nulense Pedro Navarro, en una imagen promocional.

El guitarrista nulense Pedro Navarro, en una imagen promocional.

R. D. M.

Tras haber actuado en los cinco continentes, Pedro Navarro se presentará en el Teatro Alcázar de Nules, el 25 y 26 de febrero, tras cinco años de ausencia. Las entradas se pueden comprar en Ticketmaster, Papelería Clip Nules y el Restaurante Eleazar de Castelló.

¿Cómo se plantea el nuevo espectáculo en el Teatro Alcázar? ¿Tenías ganas de volver?

Como siempre, voy a tratar de sorprender, llevando mi música y a los mejores artistas conmigo. A veces me he planteado no volver actuar aquí. La verdad es que da pánico tocar en casa. Aunque el cariño de la gente que te lo pide supera a cualquier otro miedo.

¿Te ves capaz de sorprender como lo hiciste en 2018?

Intento tocar diferente cada día para sorprenderme a mí. Es el primer paso para poder sorprender a los demás. Tengo que superar lo de 2018. Se lo debo a mis paisanos.

¿Hay alguna sorpresa en el espectáculo que puedas adelantar? 

En la función del domingo, día 26, en algún tema actuará el ballet de danza española y flamenco Coppelia de Castellón.

En tu tierra tus conciertos son siempre un éxito. ¿Pesan aún más compartiendo cartel con Israel Fernández en la ‘Nit flamenca’? 

Israel Fernández es un prodigio natural, al igual que el guitarrista Diego del Morao, por el que siento profunda admiración. Ellos mostrarán su arte y yo trataré de mostrar mi modo de ver la música.

¿Qué es la guitarra para ti?  

Es una relación amor-odio constante. Un tiempo precioso que se te va y nadie comprende. Una cuenta atrás por llegar con uñas al concierto. Un guitarrista sin uñas es como un soldado desarmado.

¿Cuál es su cara positiva?  

Cuando surge una improvisación mágica y el teatro ruge, pero para llegar ahí...

¿Qué te consideras antes guitarrista o compositor?  

Antes pensaba que guitarrista, pero me di cuenta de que cuando no te sirve tocar las cosas de otros, necesitas serlo todo y ahí buscas tu sello personal.

¿Cómo se viven las responsabilidades de tocar en los festivales de Europa y el mundo?  

Creo que se lleva mejor que en casa. En tu tierra hay demasiadas personas que conoces en los asientos. Cuando salgo al escenario intento alejarme del público. Si consigues darle la vuelta a ese estado sucede algo maravilloso. 

Nueva York, Chicago, Albuquerque, Los Ángeles, Sidney, Camberra, Roma, París, Estocolmo, Dar es Salaam, Yaounde, Guayaquil, Madrid, Ottawa, Montreal, Calgary, Edmonton, Ille de Re, Sofía... ¿Con cuál te quedas?  

Con Nules. Un día tranquilo para salir a pasear, pero cuando ya haya pasado el concierto (risas).

¿Te sientes mejor ahora que hace 15 años con la guitarra?  

Depende del día. Si no llega la inspiración da igual una edad u otra. Siempre hay algo en el artista que lo mueve, Dios o una fuerza que ni el mismo es capaz de convocar. Por mucho ensayo, siempre hay cosas que no dependen de mí.

Tratas de unir baile, música, escenografía e iluminación. ¿La gente va a tus conciertos porque son un verdadero espectáculo?

El mérito no es mío, sino de tener a los mejores conmigo, tanto músicos, bailaores como técnicos. Siempre trato de introducir mucho ritmo y energía en el espectáculo con el objetivo de que a la gente se le haga muy corto.