El actor Miguel Rellán recibe el premio Godot de Honor

Con una dilatada trayectoria a sus espaldas que incluye teatro, cine y televisión, y un premio Goya, dice seguir lidiando con el síndrome del impostor

El actor de cine y teatro Miguel Rellán.

El actor de cine y teatro Miguel Rellán. / Wikipedia

EFE

Al actor y director Miguel Rellán le queda “todo” por hacer y tiene “todas las ganas del mundo” a sus “17 años” de espíritu, en los que caben cinco décadas de experiencia, cientos de personajes, obras de teatro y películas, numerosas series o cortos y decenas de premios para un rostro con gafas reconocido en las artes escénicas españolas que no oculta seguir teniendo “el síndrome del impostor”.

“Y además es lógico. Hay actividades, trabajos, en los que está clarísimo que lo has hecho bien. Por ejemplo, si el que está en la mesa de operaciones ha llegado cojo, tú eres el cirujano y sale andando, pues nada, lo has hecho estupendamente; si corres en coche y llegas el primero está más claro que el caldo de un asilo. Ahora, en esto mío, yo salgo del escenario diciéndome a mí mismo ‘bien, Miguelito, con energía, con dirección, bien, bien’, y los espectadores me pueden decir: ‘a mí no me ha gustado’”, argumenta Rellán (Tetuán, 1943) en una charla telefónica con Efe.

En ese trabajo suyo marcado por los gustos del público y por la subjetividad, cada vez que le aplauden o recibe una buena crítica se dice a sí mismo “ha vuelto a colar, cualquier día de estos me descubren”.

Pensamiento que también le asalta cuando le dan un premio para engrosar un palmarés en el que no falta un premio Goya (mejor actor de reparto por ‘Tata mía’ en la primera edición de los galardones de la Academia, en 1987) o el premio de la Unión de Actores al mejor actor protagonista por la obra ‘Novecento’.

En este 2023 ha cosechado ya el primer premio María Gaila de la asociación de Amigos de Valle-Inclán o el Premio Málaga de Teatro, y este lunes se les unirá el Godot de Honor 2023 en los segundos premios que otorga la Revista Godot, sucediendo a Cristina Rota, que fue la ganadora del premio en la pasada edición.

La organización de estos galardones, que se entregan esta tarde en el Teatro Pavón de Madrid, ha destacado su extensa carrera de más de 50 años dedicándose a las Artes Escénicas, desde que en los años 60 comenzara su andadura ingresando en el Teatro Español Universitario y años más tarde fundara Esperpento, uno de los grupos de teatro independiente de mayor renombre de la época.

El galardonado, que siente un “pudor extraño” por los premios dentro de un oficio que tiene “una especie de mitología alrededor” aunque solo sea una profesión “más o menos” como otra cualquiera, dice que este premio es “verdaderamente un honor”, pero también es una “sorpresa”.

“A mí se me ocurren como doscientas personas más fundamentales en la escena, actores, directores, que se merecen el premio antes que yo”, manifiesta Rellán, al tiempo que reconoce que “va teniendo” un currículum “evidente” y una “trayectoria” mientras cita a Albert Camus: “Solía decir ‘si te dedicas a una actividad artística, creativa, y aguantas, tarde o temprano te da un premio’”.

“‘Lo difícil es merecerlo’”, sigue citando Rellán, que bien puede parafrasear al Nobel argelino como a Alfredo Landa, a Melina Mercouri, a Charles Chaplin o a Julio Anguita, pasando por Julieta Serrano: “Dice que tengo el ego como ella: metido en lejía”.

Un actor, que no estrella, amante del teatro y de energía infatigable

“No soy una estrella, soy un actor”, dice Rellán, quien se encuentra rodando dos películas (‘Un hípster en la España vacía’ y ‘Menudas piezas’), además de seguir con la gira teatral de ‘Retorno al hogar’, una función “complicada” de Harold Pinter aunque “afortunadamente” los teatros por los que pasan están “llenos”, porque, será minoritario, pero “hay afición al teatro”.

A lo largo de su vida laboral, dice, “ha sido normal” hacer “mucho teatro” compaginándolo con alguna serie o alguna película, por lo que está hecho a madrugar para rodar y después subirse al escenario para que empiece la función.

“Hay una inmensa mayoría que querría darse la paliza que me doy yo”, añade el actor, que se zambulle en el cine o la televisión si le pagan “bien” y puede hacerlo, aunque luego se diga “menuda tontería de película he hecho”.

El teatro, por el contrario, es diferente. “El teatro es muy serio. Tienes que creer en lo que haces. Te echas una novia, una amante, durante un año y medio, dos años, y tienes que elegirlo muy bien”.

Rellán, que también forma parte de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid (“hacemos unas cosas maravillosas, fantásticas”), dice tener 17 años y 50 de experiencia, y “todas las ganas del mundo” de seguir trabajando.

“Si estoy empezando, a ver si hago algo decente alguna vez. Ya va siendo hora”, bromea este intérprete al que le queda “todo” por hacer y que tiene “muchas ganas” y “mucha ilusión” por hacerlo.

Reconoce que hay amigos que le dicen que tiene una energía desbordante, y explica que es algo que le debe a su madre, que “murió hace relativamente” poco, con 99 años y que, ya que no le dejó “dinero”, sí le dejó esa energía, aderezada con una “buena salud” que procura cultivar yendo al gimnasio y saliendo a correr.

Hablando de salud y de todo lo que le queda por hacer, recuerda cuando, en marzo de 2020, estuvo días aislado en una habitación de su casa, con miles de libros y su piano, tras contraer el coronavirus.

“Lector infatigable”, en ese periodo engulló 18 o 19 libros, leyendo “doce horas diarias”.

En uno de esos días, rememora, le llamó su “amigo” Arturo Pérez-Reverte para saber cómo se encontraba, y le contó que estaba “muy deprimido” porque había calculado que tenía que vivir “664 años” para poder leer todo el material que había en su casa.

“Imbécil, eso no se hace”, le dijo Pérez-Reverte a Rellán, que cree que es mejor no pensar en todo lo que le queda por leer, en la música que le queda por escuchar, los conciertos a los que ir, los teatros que pisar ni los ratos que pasar con sus amigos.

Simplemente “hay que vivir como si se fuera a ser inmortal”: “Que la muerte nos pille viviendo”.