ENTREVISTA | Míriam Diáz-Aroca Actriz

«Ha sido un regalazo conocer a García Lorca a través de su madre»

La reconocida actriz clausura este 22 de julio la 26ª edición del Festival de Teatro Clásico de Peñíscola con la obra 'Lorca, Vicenta'

La actriz Míriam Díaz-Aroca clausura el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola con la obra 'Lorca, Vicenta'.

La actriz Míriam Díaz-Aroca clausura el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola con la obra 'Lorca, Vicenta'. / Martin Clemens

Eric Gras

Eric Gras

El de Míriam Díaz-Aroca es uno de los rostros más conocidos por varias generaciones gracias a su presencia en diferentes programas televisivos, si bien es una actriz de largo recorrido, con presencia en cintas tan importantes para la historia del cine español como Belle époque, de Fernando Trueba, que se alzó con un premio Oscar a la mejor película extranjera en 1993. El teatro es su feudo actual, y será ella la encargada de clausurar este 22 de julio, a las 22.30 horas, en el patio de armas del Castillo del Papa Luna, la 26ª edición del Festival de Teatro Clásico de Peñíscola con la obra Lorca, Vicenta, dirigida por José Bornás.

Clausuras el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola con la obra Lorca, Vicenta. ¿Qué tiene de especial esta obra, qué encontrará el público?

Para mí, la importancia capital es dar visibilidad a la madre de Federico García Lorca, que ha sido, como tantas otras madres y mujeres del mundo, una figura invisible y desconocida. Una de tantas mujeres que han hecho una labor gigante. Ha sido un regalazo poder enfrentarme a un texto tan hermoso y poderoso, y conocer a Federico a través de la vivencia de su madre. 

El hecho de enfrentarte sola ante el texto, el público y ante ti misma, debe suponer un nivel de preparación e inmersión total, ¿no?

La palabra es inmenso, gigante. Un vértigo al principio, porque es muchísima responsabilidad. Soy una actriz muy intuitiva, me gusta mucho que los textos me acompañen a mi manera de decir, pero en este caso yo debía ser fiel al texto porque es perfecto, hermoso, maravilloso tal y como está construido. Es una literatura bellísima. Ese esfuerzo, de ser disciplinada con la métrica de todo el texto, ha sido una experiencia muy grande para mí, me he educado mucho también. 

«Más allá de ver el progreso de una mujer adelantada a su tiempo, se tratan valores actuales»

Eso da buena muestra de que la profesión de intérprete es un aprendizaje constante.

Como la vida. Esto es un infinito aprendizaje, por supuesto. Siento que en el escenario hay que estar constantemente creando nuevos matices para enriquecer el personaje, para abrillantar el contenido, para ofrecer siempre otra sensación; no quedarte en el hecho de salir al escenario y recitar un texto sin más. Lorca, Vicenta es una apuesta muy importante en este sentido. Y hay algo que me emociona profundamente, y es que ha pasado mucho tiempo pero no ha pasado ninguno, porque estamos en las mismas, estamos gritando la necesidad de la libertad, la necesidad de la amistad, de la transparencia, de la verdad… Quien vea Lorca, Vicenta, más allá de ver el progreso de una mujer adelantada a su tiempo, y que gracias a ella, Federico fue lo que fue, sientes que se están tratando unos valores muy actuales. 

Una de las escenas del montaje que se representa esta noche en el Castillo del Papa Luna.

Una de las escenas del montaje que se representa esta noche en el Castillo del Papa Luna. / Raquel Rodríguez

A parte de esa vigencia que comentas sobre esos temas, la obra es también un homenaje a esas madres, a esas mujeres, sin las cuales no seríamos nada.

Sin duda. Vicenta era una madre, una mujer adelantada en todos los sentidos, pero también la madre de Vicenta, la abuela de Federico, lo fue, porque permitió que su hija estudiara y se formara como maestra para poder tener una mente más abierta, una cultura, que no era lo normal en aquella época.  

En el caso de Federico García Lorca, es curioso cómo el apellido de su madre, ese Lorca, ha derivado con el paso del tiempo hasta convertirse incluso en un adjetivo, ‘lorquiano’. Diría que ejemplifica la impronta e importancia que tuvo ella.

Si te fijas, en mi vida ha pasado prácticamente lo mismo. Mi apellido es Díaz-Aroca porque yo lo he compuesto, pero el apellido fuerte es el de mi madre. Ha ocurrido muchísimo en otros casos. García Lorca tiene una musicalidad especial, pero es el apellido de su madre, ese Lorca, el que aporta toda la potencia. 

«Vicenta era una madre, una mujer adelantada en todos los sentidos, pero también la madre de Vicenta, la abuela de Federico»

Por otro lado, el mundo lorquiano se ha construido un poquito mal, desde mi punto de vista, en el drama. Pero Federico tiene mucha belleza en su vida, y mucha alegría. De hecho era un personaje que cautivaba por su energía, hechizaba a todo el mundo. A lo largo de mi trabajo de aprender y bucear en el universo en torno a él, a su familia, te das cuenta de que Federico era una verbena, era una castañuela, era un hombre que se comía la vida. Ha sido absolutamente precioso, y sigue siendo precioso, subirme a un escenario y ser Vicenta Lorca.

¿Y cómo ha sido abordar esta obra siendo madre?

Pues entiendes muchas cosas, porque vas protegiendo a los hijos, guiándoles por el mejor camino, haciéndoles cómplices a veces en contra de lo establecido, urdiendo siempre una red de protección detrás para que los hijos brillen y puedan ser felices... Lo que hacen las madres, vamos.