Autora polifónica

Olga Tokarczuk, premio Nobel polaca: "Europa es la mejor idea que se ha inventado en los últimos cien años"

“Los polacos nos sentimos muy implicados en la guerra entre Rusia y Ucrania, un país que tenemos muy cerca y con quien compartimos frontera”

Olga Tokarczuk.

Olga Tokarczuk. / EFE

Elena Hevia

Llega Olga Tokarczuk (Sulechów, 1962), la premio Nobel polaca, con sus modernas rastas al CCCB de Barcelona para inaugurar ‘¡Europa!’, un ciclo en el que se debatirá sobre el destino del viejo continente, y como ella misma ha hecho notar con no poco humor su peinado bien puede considerarse una ‘plica polonica’, una masa informe de pelo apelmazado que a partir del siglo XVII soportaron tanto campesinos como aristócratas y que, para bien o para mal, está asociada con su tierra natal. Así es ella: prestando atención a las historias del pasado para contarlas con las formas del presente a través de novelas polifónicas que construye como si fuera “una urraca” – el concepto es suyo- , rapiñando relatos de aquí y de allá para que de ellos surja una nueva narración.

 Hizo eso con su novela más reconocida ‘Los errantes’ (‘Cos’, en catalán) y vuelve a hacerlo ahora con la ambiciosa y mastodóntica ‘Los libros de Jacob’ (Anagrama), publicada originalmente en el 2014, con sus 1064 páginas que se numeran al revés –la última lleva el número 1- y sus tramas arborescentes, a través de un personaje novelesco, herético y sorprendentemente real, el judío Jacob Frank, que viajó a través del imperio otomano y el imperio de los Habsburgo conociendo a mil y un personajes fascinantes. “Descubrí a Jacob hace un tiempo y me sorprendió que su maravillosa historia hubiera quedado en el olvido. En seguida pensé que la situación de Europa de hace 200 años se parece a la actual: entonces también había mucha gente que venía de otra parte (me resisto a hablar de inmigrantes) intentando bregar con su tradición y su lengua mientras tenían que negociar con una sociedad nueva. También suponía para mí poder hablar de los judíos polacos, más allá del tema del Holocausto, que es lo más conocido”. 

Polacos errantes

Para la autora, la novela también supuso hablar del territorio que recorre su protagonista y que coincide, en parte, con la tierra natal de su familia paterna, hoy perteneciente a Ucrania, obligada a marchar tras la Primera Guerra Mundial. Su abuela, sin ir más lejos, tuvo cuatro pasaportes diferentes. Nada que un polaco no tenga en su historial genealógico. El conflicto siempre ha estado ahí. “Los polacos nos sentimos muy implicados en la guerra entre Rusia y Ucrania, un país que tenemos muy cerca y con quien compartimos frontera”, apunta.

La literatura y el arte en general todavía tienen un impacto en la vida social porque son formas muy profundas y sofisticadas de ejercer la comunicación entre las personas

Cultivadora de una literatura a la vez vanguardista y antigua, la premio Nobel es una gran activista del ecologismo, de los derechos de los animales, del feminismo y los derechos LGTBI, una combinación ideal para situarse en el centro de la tormenta política si en tu país, como es el caso, gobierna la ultraderecha. Las críticas de los nuevos fascistas ya arreciaron con la adaptación cinematográfica de una de las novelas de la autora, ‘Sobre los huesos de los muertos’, que dirigió la veterana Agnieska Holland. A ambas las tacharon de “anticristianas” e inductoras del “terrorismo”. Aquella película dividió y mucho a la sociedad polaca, algo que ha vuelto a suceder con el último estreno de Holland, ‘La frontera verde’, que sitúa su acción entre Polonia y Bielorrusia mostrando a policías polacos corruptos, lo que ha impulsado manifestaciones ultranacionalistas en todo el país, en un clima particularmente acalorado puesto que en tres semanas se celebran elecciones en Polonia. “La película de Agnieska es fantástica y muy emocionante, pero ha sido atacada con virulencia y ella se ha visto obligada a llevar protección. Yo le he aconsejado que directamente se vaya del país”, dice la autora al tiempo que para sí misma y, pese a ser una figura también en el punto de mira del actual gobierno, dice haber aprendido a vivir con ello sin prestarle atención : “Cuando a mí me atacaron, fuimos a los tribunales y los culpables fueron penalizados. Lo impresionante de todo esto es contemplar cómo la literatura y el arte en general todavía tienen un impacto en la vida social porque son formas muy profundas y sofisticadas de ejercer la comunicación entre las personas. Se puede decir de nosotros los creadores que tenemos la cabeza en las nubes pero somos luchadores”.   

Olga Tokarczuk.

Olga Tokarczuk. / EP

Tokarczuk se muestra muy partidaria de un europeísmo que supere los nacionalismos y, como experta psicoterapeuta que fue durante años, cree que hay que mirar con optimismo el futuro, llegando incluso a abrazar lo que los psicólogos llaman el síndrome de Pollyanna –por el positivo personaje infantil- que cultivaba una fe en el futuro a prueba de bomba: “Creo que Europa es la mejor idea que se ha inventado en los últimos cien años y estoy muy orgullosa de que siga existiendo todavía en bastante buena forma, a pesar de todos los problemas que tenemos con la inmigración, el cambio climático o las radicalicalizaciones políticas. Creo que hay que hacer todo lo que está en nuestras manos para que sigamos juntos y estoy lo digo desde mi perspectiva de ciudadana polaca que ve como su gobierno está intentado marcar distintas con respecto a la Unión Europea. Muchos en Polonia tenemos miedo de adonde nos puede llevar esa política”.