ENTREVISTA |

Elena Escura: «Estar nominada a los Premis Berlanga ya era un regalo en sí»

La director y guionista castellonense se alzó con el galardón a la mejor dirección por 'Les vacances de Mara' y al mejor cortometraje de ficción por 'Hàbitat'

La directora y guionista castellonense en el momento de recibir uno de los dos galardones que conquistó en la gala.

La directora y guionista castellonense en el momento de recibir uno de los dos galardones que conquistó en la gala. / MEDITERRÁNEO

Eric Gras

Eric Gras

Elena Escura. Quédense con ese nombre porque es ya, por derecho propio, una de las cineastas del presente y del futuro en la Comunitat Valenciana, como lo demuestra el hecho de haber recibido dos Premis Berlanga en la reciente gala de la Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual y del Institut Valencià de Cultura que se celebró en el Palau de les Arts de València. La castellonense recibió en una noche, que reconoció también a Pablo Molinero como mejor actor secundario, el galardón a la mejor dirección y también al mejor cortometraje de ficción.

¿Estás en una nube?

Ahora ya estoy bajando un poco de esa nube, pero estoy muy contenta, sí.

No es para menos, teniendo en cuenta que los dos Premis Berlanga a la mejor dirección por tu primer largometraje, ‘Les vacances de Mara’, y al mejor corto de ficción, ‘Hábitat’. No quisiera elevar uno de esos premios frente al otro, pero sí es cierto que resulta sorprendente el hecho de que haya sido reconocida tu dirección siendo tu ópera prima, ¿no?

En parte, no me lo acabo de creer, porque en la presente edición de los premios había tres películas que copaban gran parte de las nominaciones. Nosotros contábamos con tres: mejor dirección, sonido y actriz protagonista para Lorena López, y ya eran un regalo en sí. 

«El margen de error en un largometraje es mucho mayor, porque hay muchas cosas que pueden cambiar y tú tienes que estar en alerta constante»

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No sé si estarás de acuerdo, pero, en cierto modo, han premiado una forma más intimista de hacer cine. No diré que hayan galardonado una película con la etiqueta de «cine de autor», porque todo filme, incluso un ‘blockbuster’, es “cine de autor”. ¿Qué opinión tienes al respecto?

Diría que sí es una película que se hizo muy artesanalmente, en el sentido de que, bueno, el guion yo lo cuidé mucho, se lo presenté a Giovanna Ribes, la productora, y entonces ya lo presentamos a diversas ayudas públicas. 

Además de las dos actrices principales y el secundario, podría decirse que el paisaje, en este caso en concreto la Serra d’Irta, ¿es un personaje más en la película?

Sí, sí. Desde la fase de guion ya pensaba mucho en la Serra d’Irta como localización. De hecho, me servía como una especie de metáfora de uno de los personajes, el de Vera (que interpreta Mireia Pérez). Ella es un espíritu libre, que ha vivido en muchos sitios hasta que se instala en la casa de su abuela, que está algo aislada en la Serra d’Irta. Así, el paraje, que era como muy salvaje, conectaba mucho con la personalidad de ella, y también las playas. En ese sentido, ese paisaje es muy importante porque luego es el que le habla al otro personaje, quien siente una admiración un tanto obsesiva por Vera. Así, al pasear y transitar por esos paisajes, es como si viviera los hábitos de su amiga. El mar tiene otro papel fundamental en la película, el cielo, la naturaleza… Hay además como un leit motiv en el filme que es el viento de Mistral, que simboliza un periodo de cambio. 

Un fotograma del filme 'Les vacances de Mara', de Marta Escura.

Un fotograma del filme 'Les vacances de Mara', de Marta Escura. / Tarannà Films

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Para conocer un poco mejor tu manera de hacer cine, de entenderlo, ¿cuáles dirías que han sido tus mayores inspiraciones? ¿Qué cine o cineasta te ha marcado?

Siempre he apreciado las películas en las que no pasan muchas cosas, así como filmes de reencuentro de personajes, de cosas que se han escondido. Me gusta mucho, por ejemplo, el cine de Cesc Gay. De hecho, uno de sus títulos nos sirvió de referencia para Les vacances de Mara, que es Ficción. Está protagonizada por Eduard Fernández, quien interpreta a un director de cine que se va a casa de un amigo en la montaña para escribir. En realidad, le pasan muy pocas cosas, pero es como un paréntesis en su vida y trata de contar que, durante ese lapsus, se puede inventar otra película, se puede reinventar. Les vacances de Mara trata mucho de eso, intenta responder a la pregunta ¿qué pasaría si fuéramos otra persona? 

Asimismo, me llaman también Noah Baumbach, Isabel Coixet o David Trueba. Un poco el cine de emociones, intimista. Las primeras películas de Medem, de las que era una apasionada…

Cambiando el largometraje por el corto, ¿qué puedes decirnos de ‘Hàbitat’, con el que también te premiaron en los Berlanga?

Es el sexto cortometraje que dirijo. Lo rodamos en 2022, en el mes de marzo. Recibimos las mismas ayudas que con Les vacances de Mara, aunque, obviamente, con menor remuneración. Filmamos con la productora Wicker Films, y empezamos a distribuirlo en enero de este año con una muy buena acogida en diferentes festivales. Hemos estado presentes en muchas citas recibiendo premios al mejor cortometraje, como ha sucedido con los premios de la Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual, además de galardones a la mejor interpretación femenina para Isabel Rocatti. En este sentido, se puede decir que ha tenido un muy buen recorrido, con lo que estamos muy contentas, con la sorpresa añadida del Berlanga, claro.

«Hay un 'leit motiv' en el filme que es el viento de Mistral, que simboliza un periodo de cambio»

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Quizá sea una pregunta un tanto pueril, pero pasar de un cortometraje a un largometraje, ¿supone mucho cambio? ¿Es un gran salto?

Es un reto mayor. En un cortometraje como Hàbitat, contando con la producción de Wicker Films, que eran muy creativos y aportaron mucho a la historia, fue todo más fácil, si bien yo llevaba tiempo sin dirigir. Dicho de otro modo, filmarlo me permitió reencontrarme como directora. Además, el rodaje está más controlado porque son tres días nada más en los que tienes un margen corto de tiempo para hacer las cosas. Por eso es necesario tener muy bien atado el guion. Si eso se cumple, es muy difícil que haya dificultades durante el rodaje. Es sencillo en ese aspecto.

En un largometraje, como Les vacances de Mara, con un presupuesto muy ajustado y rodando la película en tres semanas y media, lo cual es muy poco tiempo, sí que nos sucedió, como habrá pasado en miles de producciones, que había secuencias que peligraban porque o bien nos habíamos pasado de tiempo o por cualquier otro imprevisto. Había momentos en el que una ayudante de dirección me decía: «Ves apuntándote las secuencias de las que podrías prescindir en la historia». Y es ahí cuando te asustas un poco. Eso en un cortometraje nunca me había pasado. El margen de error en un largometraje es mucho mayor, porque hay muchas cosas que pueden cambiar y tú tienes que estar en alerta constante para poder ajustarte a esos posibles inconvenientes que vienen y que son circunstanciales y ante los que, normalmente, no puedes hacer nada (ya sea un cambio de luz, un día lluvioso…). Esa es una dificultad grande. Además, hay otro aspecto importante, al menos en mi caso, como es tener la película en la cabeza todo el tiempo.

Hasta en dos ocasiones se subió al escenario la castellonense en la última gala de los premios de cine valenciano.

Hasta en dos ocasiones se subió al escenario la castellonense en la última gala de los premios de cine valenciano. / MEDITERRÁNEO

¿A qué te refieres con eso?

Es algo agotador muchas veces, porque una película se rueda de forma desordenada. Tengo una script, que es una continuista, que tiene la historia en la cabeza como yo, pero tienes que estar muy pendiente del raccord emocional de los personajes, del tono, que ese mismo tono sea el mismo cuando se vuelva a rodar una secuencia que quizá se filmó la semana anterior… Esa parte es la que, mentalmente, me daba más miedo. En cambio, en un cortometraje de tres días de rodaje es mucho más fácil tener en mente cada detalle.

Ciertamente, no ha de ser fácil, de un día para otro, o de una semana para otra, mantener la misma intensidad.

La gente que rueda mucho más tiempo de esas tres semanas que tuvimos nosotras de rodaje, no sé cómo no se vuelven tarumbas —se ríe—.

¿Dirías que tu manera de trabajar se sustenta sobre todo en el guion?

Totalmente. No sé hacia dónde evolucionará mi trabajo, pero sí que soy muy de tenerlo todo por escrito, de tener el guion muy claro para que luego no flaquee nada. Creo que puedes improvisar si lo tienes todo muy, muy claro, pero no me considero, o mi trayectoria hasta ahora no me caracteriza por ser una de esas directoras que se dejan llevar. Necesito tenerlo todo bastante atado.