Entrevista

Mónica Ojeda: "La emoción es un lugar de conocimiento"

A principios de febrero publicará su nueva novela, 'Chamanes eléctricos en la fiesta del sol', con la que vuelve a demostrar que la suya es una de las voces más propias, y deslumbrantes, de la actual literatura latinoamericana

Mónica Ojeda, escritora.

Mónica Ojeda, escritora. / José Luis Roca

Inés Martín Rodrigo

Dice Mónica Ojeda (Guayaquil, Ecuador, 1988) que lo que ella busca cuando escribe es asombrarse, explorar la posibilidad de ser, pero, sobre todo, de volver a sentir. Y una se pregunta, al escucharla, al leerla, si será consciente de que es eso, asombro, lo que sus libros provocan. Su escritura, que hunde sus raíces en la cordillera andina, en la violencia, en el terror, en la fantasia, en la magia de estar vivo en un mundo temible y maravilloso, es deslumbrante.

Harta de etiquetas, de géneros limitantes anclados a un pasado que ignoró y a veces hasta silenció a las escritoras, forma parte de una generación de autoras latinoamericanas con una sola cosa en común, además del talento: la voluntad de experimentar con la palabra, de volver el mundo narrativo del revés para crear el suyo propio.

  • Desde que decidió dejar su país natal, hace ahora justo seis años, y se instaló en España, ha ido predicando en su obra con el ejemplo de uno de los versos más hermosos del peruano Enrique Verástegui: "Lentamente hurgando en el asombro".Ahí están Mandíbula, finalista de los National Book Awards, los cuentos de Las voladoras, los poemas de Historia de la leche o su nueva novela, Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, que llegará a las librerías a principios de febrero. Y ahí está ella, Mónica Ojeda, porque su voz es su literatura. Escúchenla.Si yo le digo nuevo boom latinoamericano, ¿usted qué me dice? Esta pregunta siempre es muy difícil de responder y a la vez fácil. La he respondido tantas veces que ya no sé si creo lo que estoy diciendo...¿Y su respuesta es la misma? Siempre es la misma con matices, pero los matices son pepitas de oro, porque son formas de ir entendiendo que se trata de algo mucho más complejo de lo que al principio creíamos. Yo sí tenía cierta irritación con lo del boom latinoamericano contemporáneo, pero ahora ya no me molesta tanto porque ha perdido su fuerza. Me molestaba cuando sentía que era la manera en la que se nos estaba vendiendo.¿Vendiendo y encasillando?Sí. Lo que está ocurriendo ahora es más complejo que simplemente algo que se pueda comparar con el boom de los años 60 en Latinoamérica. Se nos suele encasillar diciendo que todas trabajamos el tema del terror, y no es verdad. Si algo queremos desactivar de ese proceso son las generalizaciones que eliminan los matices, que son esas cosas por descubrir. Hay terror, hay violencia, todos esos elementos están ahí pululando, pero hay más cosas. Queremos descubrir qué está pasando ahora, queremos conectar con tradiciones que a lo mejor no son las que se han visto siempre desde el norte global al pensar en Latinoamérica. La visión de la literatura latinoamericana desde el norte global es bastante reduccionista.{"zeta-news-image":{"imageSrc":"\/clip\/22413a20-7d15-4021-8568-db8ba43e745c_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg","id":95571616,"author":"JOS\u00c9 LUIS ROCA","footer":"<p>M\u00f3nica Ojeda, escritora.<\/p>","composedClippingId":"22413a20-7d15-4021-8568-db8ba43e745c_16-9-aspect-ratio_default_0","desktopClipping":{"url":"\/clip\/22413a20-7d15-4021-8568-db8ba43e745c_woman-libre-1200_default_0.jpg","width":1200,"height":729,"fileSize":77287,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"woman_libre_1200","childClippings":[{"url":"\/clip\/22413a20-7d15-4021-8568-db8ba43e745c_woman-libre-1200_640w_0.jpg","width":640,"height":389,"fileSize":77287,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"woman-libre-1200"},{"url":"\/clip\/22413a20-7d15-4021-8568-db8ba43e745c_woman-libre-1200_320w_0.jpg","width":320,"height":194,"fileSize":77287,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"woman-libre-1200"}],"cropped":false},"mobileClipping":{"url":"\/clip\/22413a20-7d15-4021-8568-db8ba43e745c_media-libre-aspect-ratio_default_0.jpg","width":660,"height":401,"fileSize":77287,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"media_libre_clipping","childClippings":[{"url":"\/clip\/22413a20-7d15-4021-8568-db8ba43e745c_media-libre-aspect-ratio_640w_0.jpg","width":640,"height":389,"fileSize":77287,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"media-libre-aspect-ratio"},{"url":"\/clip\/22413a20-7d15-4021-8568-db8ba43e745c_media-libre-aspect-ratio_320w_0.jpg","width":320,"height":194,"fileSize":77287,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"media-libre-aspect-ratio"}],"cropped":false}}}La escritura canónica siempre ha venido de autores que eran hombres y eran blancos, y eso determina mucho la idea de persona. Sí, totalmente. Esa es también una de las críticas que estamos haciendo las autoras latinoamericanas a día de hoy. Todavía nos falta mucho. No sólo es el tema del machismo en la literatura o el tema de autoras relegadas, autoras tremendas como Elena Garro, Armonía Sommers, Inés Arredondo, a las que tenías que leer en ediciones que encontrabas milagrosamente en las librerías de viejo. No sólo es una reivindicación de autoras que ya estaban haciendo cosas similares a las que nosotras estamos haciendo en la contemporaneidad; venimos de esa tradición, no es que de repente aparecemos de la nada. Poner eso sobre la mesa es un acto politico y también es una forma de entender que nos queda mucho por delante. En Latinoamérica nos quedan más cosas, por ejemplo, las autoras indígenas y afroamericanas, que han estado todavía más relegadas.{"zeta-cite":{"title":"Venimos de una tradici\u00f3n de autoras que ya estaban haciendo cosas similares a las que nosotras estamos haciendo en la contemporaneidad, no es que de repente aparecemos de la nada","authorName":null,"position":null,"imageSrc":null,"imageStyle":null,"imageId":null,"authorId":null,"full":true}}Teniendo en cuenta que es mestiza, latinoamericana y mujer, ¿qué temas atraviesan su literatura?Una de las cosas más importantes que me han pasado fue migrar.¿Cuándo se marchó de Ecuador?A finales de 2017.Entonces tenía 29 años.Sí. Para mí fue muy importante, porque tuvo que ver con una conciencia de que a mí me afectaba profundamente a nivel psicológico, físico, escritural, también, vivir en Guayaquil, una ciudad increíblemente violenta, en donde poner el cuerpo en la calle es una pesadilla.Sobre todo si eres mujer. Sobre todo si eres mujer. Yo tomé la decisión de mudarme para tener menos miedo. La migración es un ejercicio de cambiar unos dolores por otros. Dices, bueno, estos dolores los dejo, pero acepto estos otros: no estar con tu familia, alejarte de todo lo que es para ti conocido, las violencias, la extranjería... Decides hacer el trueque. Mi literatura está llena de esa violencia, de esos miedos, pero también de todo ese deseo que compone mi experiencia histórico-geográfica con Ecuador.{"zeta-cite":{"title":"Me afectaba profundamente a nivel psicol\u00f3gico, f\u00edsico, escritural, vivir en Guayaquil, una ciudad incre\u00edblemente violenta, en donde poner el cuerpo en la calle es una pesadilla","authorName":null,"position":null,"imageSrc":null,"imageStyle":null,"imageId":null,"authorId":null,"full":true}}¿Cómo se escribe de la violencia sin perder la perspectiva humana?Cualquier escritora que trabaja con la violencia tiene que plantearse una búsqueda ética con la palabra, y para que esa búsqueda ética sea literaria tiene que estar vinculada siempre con un ejercicio poético, en el sentido de que la poesía, para mí, es una especie de desvío de la lengua: tomas otro camino para hablar de algo de lo que ya se ha hablado miles de veces. Al tomar ese desvío, encuentras esos recovecos, esos matices que de repente resignifican todo y, además de eso, enajenan el panorama discursivo sobre la violencia. Eso es lo más valioso que puede hacer alguien cuando escribe sobre violencia. Hay palabras que utilizamos una y otra vez para hablar de muertes, femicidios, asesinatos, palabras que pierden su potencial emotivo porque ya no significan nada. Una palabra que se repite mil veces pierde toda su potencia. Cuando la escritura trabaja con esos temas, tiene que repensar el lenguaje. Tengo que pensar cómo decir esto de una manera que vuelva a sentirse. Y a veces eso que se vuelve a sentir puede ser tremendo, puede ser algo doloroso, puede ser duro.{"zeta-news-image":{"imageSrc":"\/clip\/74b4b922-92b5-4e8a-9169-7d9814eb02e5_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg","id":95571680,"author":"JOS\u00c9 LUIS ROCA","footer":"<p>M\u00f3nica Ojeda, escritora.<\/p>","composedClippingId":"74b4b922-92b5-4e8a-9169-7d9814eb02e5_16-9-aspect-ratio_default_0","desktopClipping":{"url":"\/clip\/74b4b922-92b5-4e8a-9169-7d9814eb02e5_woman-libre-1200_default_0.jpg","width":1200,"height":724,"fileSize":75232,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"woman_libre_1200","childClippings":[{"url":"\/clip\/74b4b922-92b5-4e8a-9169-7d9814eb02e5_woman-libre-1200_640w_0.jpg","width":640,"height":386,"fileSize":75232,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"woman-libre-1200"},{"url":"\/clip\/74b4b922-92b5-4e8a-9169-7d9814eb02e5_woman-libre-1200_320w_0.jpg","width":320,"height":193,"fileSize":75232,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"woman-libre-1200"}],"cropped":false},"mobileClipping":{"url":"\/clip\/74b4b922-92b5-4e8a-9169-7d9814eb02e5_media-libre-aspect-ratio_default_0.jpg","width":660,"height":398,"fileSize":75232,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"media_libre_clipping","childClippings":[{"url":"\/clip\/74b4b922-92b5-4e8a-9169-7d9814eb02e5_media-libre-aspect-ratio_640w_0.jpg","width":640,"height":386,"fileSize":75232,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"media-libre-aspect-ratio"},{"url":"\/clip\/74b4b922-92b5-4e8a-9169-7d9814eb02e5_media-libre-aspect-ratio_320w_0.jpg","width":320,"height":193,"fileSize":75232,"mimeType":"image\/jpeg","quality":"media-libre-aspect-ratio"}],"cropped":false}}}En ese sentido, ¿usted es consciente de que su propia escritura incomoda, de que a veces perturba? Sí, te vuelves cada vez más consciente de eso cuando empiezas a conversar con tus lectores. Porque cuando estás escribiendo, vives esa emoción con una voluntad de entrega tremenda.¿Y en algún momento ha tenido que parar de escribir porque ha bajado demasiado a la ciénaga?Sí, y son momentos paradójicamente fascinantes, duros, pero fascinantes. Esos momentos quizás son las razones por las cuales escribo, por esos momentos en los que te das cuenta de que en la escritura ha surgido algo vivo, temible pero vivo, algo que tiene que ver con tus preocupaciones, con tu mundo interior. Y has arrastrado tanto ha salido algo verdadero; quizás es demasiado pretencioso decir verdadero, pero es algo que te toca y que, por lo tanto, puede tocar a otros.{"zeta-cite":{"title":"Yo me imagino un mundo en donde consigamos ser m\u00e1s gentiles y m\u00e1s amables con las personas que se van de su tierra y que necesitan un hogar y refugio","authorName":null,"position":null,"imageSrc":null,"imageStyle":null,"imageId":null,"authorId":null,"full":true}}Ahora que habla del tacto, ¿la escritura es siempre cuerpo?Sí, sin duda alguna. La escritura es física, corporal. La escritura sale de un cuerpo que vive, respira, suda, llora, se alegra. Es este cuerpo lleno de emociones, que no para de sentir, el que se sienta durante un año a escribir algo. Es ese cuerpo con todas las cosas que le atraviesan, su entorno, el paisaje, la gente. Me gusta pensar que es el cuerpo el que piensa, y a veces piensa más velozmente que las palabras, que la mente. El cuerpo tiene otras formas de pensar, con otros lenguajes. Y la literatura está siempre haciendo una especie de caza del lenguaje del cuerpo, que está más allá de las palabras. El lenguaje del cuerpo va como cincuenta kilómetros por delante y uno llega siempre al pasado del cuerpo, no al presente.Porque el cuerpo tiene memoria.Exacto, y ahí sale justamente la literatura, porque la memoria es un ejercicio ficcional, es ese ejercicio de construir, de hacer pasado, de hacer identidad a través de las experiencias del cuerpo. Me gusta pensar la literatura como un conjuro, algo que el cuerpo está conjurando. La escritura hace el cuerpo, lo rehace, lo transforma, pero también el cuerpo transforma y hace la escritura en esa especie de baile perpetuo.Tengo la sensación de que, para usted, la sensibilidad es una forma de pensar.Sí, absolutamente. Esto es algo que me aportaron las feministas negras estadounidenses, que pusieron en el centro la epistemología de la emoción. Hablemos de feminismo, pero no caigamos en la trampa racionalista de volver a poner la razón por encima de las emociones. Entendamos que la emoción es un lugar de conocimiento. Eso se convirtió en el corazón de mi literatura.{"zeta-cite":{"title":"Hablemos de feminismo, pero no caigamos en la trampa racionalista de volver a poner la raz\u00f3n por encima de las emociones. Entendamos que la emoci\u00f3n es un lugar de conocimiento","authorName":null,"position":null,"imageSrc":null,"imageStyle":null,"imageId":null,"authorId":null,"full":true}}Recuerdo una frase de Mandíbula: "Cuando la idea del bien y el mal desaparece, sólo queda la naturaleza y su violencia". ¿Se puede aprender a vivir en el horror? Yo creo que se tiene que aprender y, de una u otra manera, es lo que hacemos todos. Todos tenemos que vivir y lidiar con la conciencia de finitud y muerte. Pero, aunque vivamos con esa conciencia y, por lo tanto, convivamos con el horror, es importante no naturalizar el horror de la violencia de nuestras sociedades. Tenemos que vivir con el horror, pero pensar cómo mejorar nuestras vidas, aunque sean cortas.¿Su voz es su literatura?Yo creo que sí, creo que es una voz no estable, mutante, que cambia, se transforma, es un "monstruo sucesivo", como decía Borges. Nunca me senté a escribir pensando: voy a escribir para utilizar mi literatura como denuncia. No me gusta pensar la literatura desde ese sitio, porque me limitaría, me haría instrumentalizar la escritura e ir hacia un solo camino. Es difícil desviarse si ya tienes un camino fijo. Es necesario borronear un poco el camino y confiar en que esa escritura corpórea te va a llevar naturalmente a tus preocupaciones fundamentales. Si veo mis libros, mis preocupaciones políticas están ahí, pero nunca me he sentado a escribir con el programa por delante, sino con la búsqueda poética por delante.Teniendo en cuenta que ser migrante define su literatura, me pregunto si la escritura es para usted una herramienta de arraigo, de pertenencia, de fijación al mundo.Totalmente. Lo único que siento que nunca cambia en mi vida es que escribo. No tengo casa, vivo de alquiler, todas mis cosas entran en una maleta. La gente que amo, mis padres, están envejeciendo, sé que en algún momento no los tendré. Las amistades cambian también. Quién sabe si mañana estoy viviendo en otro país. Hasta mi cuerpo cambia. Mi personalidad también cambia. Pero mi escritura no, ese deseo inagotable de escribir como forma de emocionarme y de asombrarme con el mundo.{"zeta-cite":{"title":"Si veo mis libros, mis preocupaciones pol\u00edticas est\u00e1n ah\u00ed, pero nunca me he sentado a escribir con el programa por delante, sino con la b\u00fasqueda po\u00e9tica por delante","authorName":null,"position":null,"imageSrc":null,"imageStyle":null,"imageId":null,"authorId":null,"full":true}}Por tanto, para usted el arte es un espacio de salvación.Sí, para mí lo ha sido. Yo no sé qué haría si no tuviera la posibilidad de escuchar música, de ver pinturas, de leer. Para mí es una forma de asombrarme. El arte te permite ver como niños otra vez un mundo viejo. Raúl Zurita dice que el arte es el sueño de la humanidad. Si no puedes soñar, ¿para qué vivir? En el sueño también está la pesadilla, y la pesadilla te dice cosas muy profundas, muy reveladoras y a veces incluso las pesadillas pueden ser salvadoras. La literatura tiene ese juego, todas esas dobles caras, es peligrosa y también es un lugar de refugio. Yo creo que la literatura nos consuela.En su nueva novela, están otra vez los Andes, la violencia, pero también hay una hija que busca a su padre y, sobre todo, hay mucha música. ¿Cómo la entiende en ese baile que es su obra?Es un baile nuevo, con movimientos que nunca había probado antes. Hay cosas que regresan y aspectos muy distintos a mis otros trabajos. Me gusta cambiar, pero no puedo cambiar al 100% porque sigo siendo yo. Está mi voz. La voz justo tiene un lugar central dentro de la novela. De hecho, la novela comienza con una frase de Nietzsche: "El oído es el órgano del miedo". En realidad, la resumiría y diría que es sobre intentar imaginar un futuro en un mundo que está devastado.¿Y cómo se imagina usted nuestro futuro? Porque ahora cuesta…Yo creo que cuesta, pero tenemos que imaginarlo o, si no, nos tiramos al acantilado. Yo imagino un mundo feminista, antirracista, ecologista, que nos tomemos cada vez más en serio el cambio climático y que nos tomemos cada vez más en serio lo que está pasando con las migraciones a nivel mundial. Acá todavía falta muchísimo con el tema de la migración, hay que derogar la ley de extranjería. Yo me imagino un mundo en donde consigamos ser más gentiles y más amables con las personas que se van de su tierra y que necesitan un hogar y refugio.

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Mónica Ojeda, escritora.

Mónica Ojeda, escritora. / JOSÉ LUIS ROCA

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Venimos de una tradición de autoras que ya estaban haciendo cosas similares a las que nosotras estamos haciendo en la contemporaneidad, no es que de repente aparecemos de la nada

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Me afectaba profundamente a nivel psicológico, físico, escritural, vivir en Guayaquil, una ciudad increíblemente violenta, en donde poner el cuerpo en la calle es una pesadilla

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Mónica Ojeda, escritora.

Mónica Ojeda, escritora. / JOSÉ LUIS ROCA

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Hablemos de feminismo, pero no caigamos en la trampa racionalista de volver a poner la razón por encima de las emociones. Entendamos que la emoción es un lugar de conocimiento

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Si veo mis libros, mis preocupaciones políticas están ahí, pero nunca me he sentado a escribir con el programa por delante, sino con la búsqueda poética por delante

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