Su calidad futbolística es tan indiscutible como también lo es su falta de compromiso e identificación con el club que le paga generosamente su millonaria nómina. Su falta de implicación y la nula integración de Juliano Haus Belletti con sus compañeros de equipo han convertido al brasileño en la auténtica oveja negra de un vestuario que si por algo se distingue es por el buen ambiente y la unión entre todos sus componentes.

La imagen de un Belletti solitario, ausente de lo que sucede a su alrededor y aislado del resto de futbolistas del Submarino forma parte de la cotidianeidad del club amarillo. El comportamiento del internacional brasileño ha causado más de un dolor de cabeza tanto al propio entrenador como al consejero delegado, José Manuel Llaneza, quien ha tenido que llamar a capítulo al lateral derecho en más de una ocasión.

A Belletti le ha salvado en más de una ocasión su incuestionable talento futbolístico. Nadie le puede poner ningún pero cuando está centrado y muestra su gran calidad sobre el terreno de juego, pero esta temporada sólo ha demostrado su clase en contadas ocasiones, coincidiendo, curiosamente, con los partidos contra los grandes. Es decir, cuando se podía poner en el escaparate.

UN TIPO RARO En el vestuario del Villarreal todo el mundo es consciente de que Belletti no es feliz en el club. Se le considera un tipo raro que va a la suya y cuya cabeza se halla más puesta en viajar con la selección brasileña que en su equipo.

El problema sólo tiene una solución: la salida del jugador. El Villarreal estaría dispuesto a deshacerse del brasileño si encontrase un club que le permitiese amortizar, cuanto menos, la inversión que efectuó con él.

En lo que al aspecto deportivo se refiere, el jugador es capaz de compaginar una jugada que levanta al público de sus asientos con errores garrafales que en más de una ocasión le han costado al equipo un buen disgusto. Las desconexiones de Belletti de los partidos ya se han convertido en demasiado frecuentes. La falta de concentración del jugador y su escasa disciplina defensiva han primado, desgraciadamente, más que sus geniales internadas por la banda derecha. El mismo Benito Floro parece haberse cansado y le castigó con el banquillo ante el Mallorca.