El fin de semana soñado. Completito. De viernes a domingo. La calefacción a 22 grados, el mando de la tele cerca, una buena provisión de pipas y Coca-cola... ¡y a disfrutar!

Viernes 3. Empieza la sesión de sillón-ball. Suena el despertador y España-Brasil de fútbol sala. Tensión... y algún susto, sobre todo cuando a dos minutos para el final de la prórroga... ¡zas! programa de cocina que se cuela en Localia. Tras maldecir unas cuantas veces a los genios de la tele, todo vuelve a la normalidad. A esas alturas, uno ya tenía el dilema existencial de seguir con el fútbol sala o ir alternando con TVE-1 para ver los primeros raquetazos de Moy . Eso sí, en los penaltis, el mando quieto. Gol de Andreu y Neto al larguero. España en la final y primer salto de alegría. Después, Moy nos ponía por delante en la Davis. Y a media tarde, Nadal se merendaba a Roddick. 2-0 y a soñar con la segunda ensaladera.

Sábado 4. Día de recuperación, para mí y para el equipo de Davis. EEUU se ventila el dobles en un tris tras. Cenita y a dormir pronto que hay que madrugar.

Domingo 5. ¡Que viva España! A las nueve, final del Mundial de fútbol sala. Con alguna que otra legaña, celebramos los goles de Kike y Marcelo. Segundo título consecutivo. Cambio a TVE-1... y el delirio. Antes de la paella ya estábamos celebrando el triunfo en la Davis. Gracias, tele, por estos días de gloria.