España es hoy, por méritos propios, la principal potencia del fútbol sala mundial en la ultima década, pues estuvo en las tres ultimas finales, ganando las dos ultimas. Los motivos que le llevaron a esa conquista son muchos. Tiene la mejor Liga del mundo, por organización y por tener a los mejores jugadores del planeta disputando esa competición, desde hace mucho tiempo. Los jugadores españoles juegan al fútbol sala desde pequeños, no siendo exjugadores de fútbol once, como lo eran hace 15 años.

Hago mención especial a Zego, un entrenador que inventó e introdujo el juego de cuatro en España, que, independiente de la formula táctica, es el juego de conjunto por excelencia. Es éste un factor determinante en las victorias españolas, añadido, por supuesto, a la calidad de sus jugadores y a una defensa muy ordenada y decisiva. En China-Taipei, el pilar funcionó y, además, Luis Amado, Orol, Kike, Javi Rodríguez, Andreu y Marcelo estuvieron muy bien acompañados por el resto.

Fue un Mundial muy lejano (la FIFA manda)... y disputar las dos últimas citas en países sin tradición en nuestro deporte, es lo mismo que promocionar un campeonato de pelota vasca en Brasil. No había público y, lo peor, se jugaba en una pista mala, que agarraba el balón, quitando velocidad y vistosidad al juego. En España, sólo una televisión (que no se ve en todas las casas) apostó por el Mundial. Una pena.

Pocas sorpresas

En lo deportivo, pocas sorpresas, quizás la raza y defensa (hasta los dos últimos partidos) de Argentina. Luego prevaleció la lógica: España, Brasil e Italia, ésta última criticada por llevar sólo brasileños... una tontería, pues desconocen que en Italia la FIFA no promociona el deporte y no hay campeonatos para categorías de base, por lo que no hay jugadores nacionales. En España, donde sí hay campeonatos para jóvenes, tampoco están saliendo, pues las ultimas revelaciones de la Liga tenían más de 24 años. ¿La culpa? Para mí, de todos los que formamos parte de este deporte.

Lo importante --ojalá que así sea-- es que el fútbol sala español recoja los frutos de tan valiosas conquistas deportivas, pues, en mi opinión, del ultimo título, en el año 2000, se aprovechó muy poco. Seguimos con un partido televisado a la semana (como si fuese un regalo) y con muy poco espacio en la prensa nacional. Y lo de ser un deporte olímpico... ni lo comento. El fútbol sala profesional existe gracias a presidentes que ponen dinero de sus bolsillos, pero, lógicamente, un deporte para ser grande no puede depender sólo de algunas personas. Se necesita una masa social, que se logra por ser un deporte atractivo (que lo es) y con una espacio más amplio en los medios.

No queremos compararnos con el fútbol, ni mucho menos; sabemos nuestro sitio, pero necesitamos un apoyo verdadero y no regalitos. Y digo más: podemos ser colaboradores del fútbol once, pues con un trabajo en conjunto, muchos jóvenes, practicando los dos deportes, crecerían mucho en todos los sentidos, y luego se filtrarían cada cual a su deporte.

Aunque a costa de Brasil, enhorabuena a España, merecedora campeona y referencia mundial en el fútbol sala.