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El sueño de todo aquel que emprende una revolución es culminar la misma con una victoria. Pepe Moré concluyó la suya con un triunfo, el primero de la temporada, ante el Tenerife. Y, además, con absoluta justicia y ofreciendo una buena imagen en una tarde que comenzó con mucha crispación en la grada hacia el palco. La única injusticia fue el apretado marcador final y el sufrimiento que pululó por Castalia hasta el minuto 82, cuando Nakor transformó un penalti que ponía por delante en el marcador a los albinegros y servía para tranquilizar a una afición que, pese a su enfado, nunca deja solo ante el peligro a su Castellón.

El Castellón no le regaló nada al rival como hiciera ante el Castilla y Vecindario, le puso más talento y también mucho corazón. Es decir, mejoró en actitud y aptitud. Incluso, el mal fario no pudo hacer de las suyas ante tan manifiesta superioridad. Sí, porque Aurelio estrelló un balón en el poste y el tanto del Tenerife llegó tras pegar en un defensa.

Pepe Moré, como los buenos entrenadores, fue consciente de sus errores anteriores y apostó por un once más ofensivo. Lo primero que desterró fue la pareja de mediocentros de corte defensivo que formaban Rodri y Dani Pendín. El primero se cargó toda esa responsabilidad a la espalda y demostró que su trabajo es indispensable para el Castellón. Del 4-2-3-1 se pasó a un 4-1-4-1 con Mario, Castell por el centro, y Natalio y Moré en las bandas.