Hemos pasado del pánico a quedarnos sin gasolina y alimentos primarios por la huelga del transporte, al terror doble de superar unos cuartos de final y caer ante Italia. Me he cansado de oír que si el gafe del 22 de junio, el codazo de Tassotti a Luis Enrique o el sueño inalcanzable de las semifinales. Nuestro problema está en la cabeza, porque con el balón en los pies somos muy superiores a casi todos, incluida Italia. España tiene la oportunidad de no ser la mejor en... los amistosos. Luis lo sabe y ha dedicado más tiempo a entrenar la mente que a otra cosa según me cuentan desde Austria. Hoy tenemos una ocasión para aprender a competir, como hacen siempre los italianos con su fútbol tosco y antiespectáculo, pero tremendamente fuerte mentalmente. Ellos piensan como Nicolás Maquiavelo en su ya manido el fin justifica los medios. No es cuestión de olvidar nuestra identidad futbolística del toque-toque. Ni mucho menos. Basta con no tener miedo a perder y sí hambre de ganar.

El viernes planteaba la opción de que Cazorla, el último talento de la Selección de los enanos, le quitara el sitio a Iniesta. Nadie me tomó en serio. Anoche, Luis declaraba que tiene alguna duda en el once y que hay gente que se merece entrar. ¿Cazorla? Es un crack y posee talento y desparpajo para sacarle los colores a Italia. Yo creo en España y lo que más me gusta, para alguien que cree en este modelo federal, la Selección nos unirá otra vez a todos, desde el País Vasco a Andalucía, pasando por Catalunya, Madrid, Valencia o Murcia. A todos. Sí o sí, a España le toca. ¡Ganaremos!