Pellegrini quiso dar descanso a Cazorla y Pirès con el 4-2 y el partido en teoría resuelto y la jugada le salió mal, porque tanto Matías como Cani no pasan por su mejor momento. El Villarreal se desencajó tácticamente y se contagió de la euforia que reinaba en el Madrigal y lo pagó caro. Volaron dos puntos.