El Villarreal se despide de la Champions para centrarse en regresar el año que viene por la vía de la Liga. Y lo hizo recibiendo la derrota más contundente del Submarino en competición europea. La inmaculada trayectoria del Villarreal en la la Liga de Campeones y en las competiciones europeas componen una magnífica película que anoche concluyó por esta temporada con un final demasiado triste.

Los defectos fueron los mismos que los del torneo doméstico: debilidad defensiva y nulo poder rematador. Es decir, se naufragó en las áreas. La sorpresa que guardaba Pellegrini en el Emirates Stadium no era la disposición táctica para frenar el ímpetu y la velocidad del Arsenal ante su afición, sino la presencia de Matías Fernández en el once inicial. La duda entre el 4-4-2 y el 4-5-1 se dilucidó con una variante más defensiva del dibujo habitual con dos puntas. Pero la disposición de los amarillos en el campo no produjo extrañeza alguna, pues entraba dentro lo previsible y se antojaba como hasta lógico. Lo sorprendente fue la apuesta por el mediapunta chileno como acompañante de Rossi, en esa posición que los suramericanos denominan como enganche.

La batalla en la zona ancha se intuía como clave en la batalla del Emirates. ¿Quién se llevaría la pelota? El Villarreal consiguió no dar su brazo a torcer en la medular, aunque el juego no tuvo la pausa y el control que les gusta a los de Pellegrini. Los gunners le imprimieron una velocidad de crucero al balón y al juego. El centro del campo del Submarino respondió a la perfección. Bruno logró que nadie se acordara de Marcos Senna, Eguren contagió carácter y Cani trilló con su trabajo el terreno para que Robert Pirès mostrara su talento.

Pero el gran problema del Villarreal radicó en su debilidad en las áreas. En defensa se sufrió lo indecible para atar a Adebayor, Van Persie y Walcott, quienes pusieron en demasiados aprietos al cuarteto defensivo amarillo. En ataque, Rossi era un islote solitario y Matías continuaba siendo la eterna promesa, que nunca suele acabar en la zona de finalización los buenos detalles que muestra lejos de la portería.

DETALLE DE CESC Pronto el Arsenal dejó claro que busca la final de Roma. Cesc descolocó a la zaga del Villarreal con un taconazo que se convirtió en una asistencia de ensueño que Theo Walcott transformó con igual maestría ante la salida de Diego López. A pesar del 1-0, la decoración no cambiaba mucho. Las semifinales pasaban inexcusablemente por marcar un gol. El equipo de Pellegrini sacó el orgullo y se rehizo poco a poco del golpe, pero siempre demasiado lejos de inquietar al meta polaco Fabianski.

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