El Osasuna-Villarreal de esta tarde (17.00 horas) casi parece un clásico torneo veraniego del mes de agosto en lugar de un partido de Liga. No en vano, en las últimas cinco temporadas, amarillos y rojillos ya se han citado en el Reyno de Navarra para cortar la cinta inaugural de la temporada. Sea capricho del bombo o la voluntad de una mano interesada en dirigir los calendarios, lo cierto es que ya va de bó, como dicen los amantes de la pilota.

Ernesto Valverde ha dejado fuera por decisión técnica a Escudero, Fuster y Bruno, mientras que dos de sus centrales, Marcano y Gonzalo, tuvieron que caerse de la misma por sendas lesiones de tobillo y rodilla, respectivamente. Un contratiempo que el técnico ha minimizado con la convocatoria de un valor emergente de la cantera amarilla, como es Kiko. Por parte del Osasuna, José Antonio Camacho no podrá contar con Delporte ni Dady.

El conjunto pamplonica aterriza con la etiqueta y la moral de no conocer la derrota en pretemporada tras 10 partidos, saldados con cinco victorias y los mismos empates. El Villarreal, por su parte, perdió tres encuentros de preparación (Girondins, Génova y Valladolid), pero cuenta con el aval de las excelentes sensaciones ofrecidas en el play-off de la Europa League contra el NAC Breda.

Valverde ha destapado abiertamente sus cartas para exhibir cuál es su filosofía y su manual de uso con la plantilla que Fernando Roig ha puesto en sus manos, sobre el papel, la mejor de la historia del club, aunque futbolistas y entrenador tendrán que refrendarlo en el terreno de juego.

El once que se medirá a Osasuna no diferirá prácticamente nada del que ha venido poniendo en liza en la pretemporada y en la competición europea. Solamente la importante baja de Gonzalo trastocará mínimamente la alineación inicial, con la entrada más que probable de Fuentes. Aunque sin olvidar a Kiko, llamado a ocupar un papel importante en el Villarreal e, incluso, a pelear por ser el cuarto central del equipo. En la medular, todo apunta a que Valverde continuará con la pareja Senna-Ibagaza en el centro, pero sin perder de vista la opción Eguren, por el poderío físico de los pamplonicas en el eje central del mediocampo.

En ataque, el triángulo mágico, con Cazorla, Rossi y Nilmar como sus vértices, es la principal amenaza para los navarros.