Se tomó su tiempo Carlo Ancelotti para pensarse las explicaciones que iba a tener que dar después del tormento que supuso para el Madrid el paso del Atlético por el Bernabéu. Podía haber tardado más aun y no hubiese encontrado argumentos de peso para convencer a nadie, empezando por sus propios jugadores, que al cabo de siete jornadas están más confundidos si cabe que la temporada pasada a estas alturas, cuando con dos derrotas y dos empates tenían ya bastante claro que no iban a estar en la pelea por la Liga.

Sus números no son tan malos ahora, solo que los plenos de los dos primeros los afean posiblemente más. Y lo que es peor, se multiplica la sensación de que los futbolistas blancos no acaban de entender los planes que su entrenador quiere desarrollar. Florentino Pérez está que trina, aunque tampoco tiene claro hacia quien apuntar.

LLAMAMIENTO // Cristiano Ronaldo intentó sin éxito aliviar de responsabilidad al técnico italiano, de quien dijo tras el partido que “es un gran entrenador y una gran persona”, e hizo también un llamamiento a la unidad del vestuario, como si atisbara ya el peligro de que unos y otros vayan a empezar a señalarse.

El equipo blanco formó con una alineación que bien podía haber firmado Mourinho, fue barrido por el Atlético y a Ancelotti sólo le quedó por introducir entre sus excusas que fue una pena que el conjunto colchonero no se pareciera algo más al Galatasaray que masacraron en la primera jornada de la Liga de Campeones.

“Fue el mismo problema que en otros partidos. El principio del juego es lento, cuando el balón llega arriba no tenemos espacios para buscar una solución positiva. Cuando juegas contra un equipo con una buena organización defensiva es más difícil”, afirmó el técnico italiano, que no quiere pensar que la situación vaya a derivar hacia un estado de indefinición e inseguridad complicado de atajar. “Tenemos que arreglarlo con mejor actitud, mayor concentración y una idea de juego más clara. Tenemos que pensar en esto y solucionar rápido el problema”, añadió.

A ser posible antes de visitar al Barcelona en el Camp Nou dentro de tres jornadas, no sea que para entonces vaya a tener que agarrarse, como su antecesor en el cargo, al clavo ardiendo de la décima cuando apenas se hayan consumido los dos primeros meses de la temporada.

El Madrid se queda sin tiempo y su entrenador lo sabe bien: “Hay que jugar más rápido, más vertical, más sin balón, es un problema de velocidad”. H