El Barça mantuvo ayer el liderato del grupo en San Siro ante el Milan (1-1), pero todo lo bueno que eso conlleva quedó muy difuminado por la imagen del equipo de Martino. Mal síntoma que llega cuando por la esquina asoma un Madrid envalentonado que hoy, ante la Juve, también tiene un compromiso de exigencia.

No era todavía el clásico, pero por unos minutos dos exmadridistas vestidos de rojinegro asustaron al Barça. Kaká, empeñado en demostrar que no está acabado, y Robinho se la liaron a los azulgranas en un inicio demoledor del Milan, que a los siete minutos ya había perforado la portería de Valdés, aunque el tanto, de Muntari a pase de Robinho, fue anulado por fuera de juego. No sucedió lo mismo dos minutos después. Una indecisión en el despeje entre Mascherano y Piqué propició una contra de Kaká finalizada con una asistencia a Robinho que, ahora sí, embocó solo ante Valdés. Con el marcador a favor, al equipo de Allegri se le presentó el escenario soñado. Esperar agazapado, sin dejar huecos, y salir como posesos al recuperar el balón. El Barça tampoco hacía nada para cambiar el guión. Lento en el pase, previsible y muy impreciso en los metros finales, apenas inquietaba la portería de Amelia.

El primer aviso, tibio, fue un remate de falta de Messi. Lo siguiente ya fue un zarpazo que, extrañamente, llegó en un contraataque. Iniesta cortó un balón en la zona de tres cuartos, con más de medio Milan por delante de la bola, y solo tuvo que levantar la cabeza para ver desmarcado a Messi, que controló, aunque con suspense, y batió de tiro raso al portero.

Poco o nada varió la cosa en la reanudación. Es más, fue el equipo italiano el que tuvo una clarísima oportunidad de avanzarse de nuevo, pero Robinho, en un contragolpe propiciado tras un saque de esquina del Barça, se plantó solo ante Valdés y en lugar de machacar, se inventó una especie de bicicleta para dejar pasar el balón de forma inverosímil, ante la incredulidad de San Siro. El susto reactivó a los azulgranas, pero con poca chispa e incluso pareció que con poca ambición, como dando por bueno el punto.

Mal lo vio Tata y echó mano del banquillo. Cesc entró por Alexis y Pedro por Neymar, pero los cambios apenas resultaron. El Milan, ya con Mario Balotelli en el campo, no sufría. Cesc Fàbregas y Pedro aportaron algo más de velocidad, pero no la suficiente. El Barça fue muy previsible.

INIESTA, CINCO AÑOS MÁS // Antes del partido, el vicepresidente deportivo del Barça, Josep Maria Bartomeu, anunciaba que Andrés Iniesta firmará cinco temporadas más, además de concretar el fichaje de un portero para la temporada que viene y la continuidad del director deportivo, Zubizarreta. “Iniesta renovará sí o sí. Las negociaciones están en marcha y las dos partes tenemos la voluntad de llegar a un acuerdo. La duración del contrato de Iniesta será la máxima que prevé la ley: cinco años”, aseguró. H