3LAS PRIMERAS impresiones fueron excelentes. El Villarreal entró al partido intenso, apretando arriba y recuperando con prontitud el balón en zonas muy favorables. Trabajó adecuadamente la zona de elaboración, jugando con pocos toques desactivando al rival.

3EL 1-0 FUE EL BOTÓN de muestra: Mario anticipa en zona de medios de campo rival, Gio recibe en zona intermedia y asiste a Uche, que aprovecha que lateral y central se relacionan mal, se hace fuerte en la posición y define. Era un equipo agresivo en defensa y en ataque.

3EL panorama varió porque el Almería se vio obligado a asumir un protagonismo inesperado, a la vez que los amarillos bajaban alguna marcha en las revoluciones y en la presión; retrasaron su posición y esperaron organizados buscando más el contrapié.

3HUBO UNA LARGA etapa en la que el contexto fue un bucle algo te-dioso, con pocas noticias en las áreas. El Almería tuvo más balón, pero fue repetitivo y pálido en ataque y no arañó ni tan siquiera superficialmente. El Villarreal mostraba su mayor calidad con cuentagotas, ya que sus acciones ofensivas partían desde atrás.

3EN EL OCASO del primer acto, a los de Marcelino les bastó con recuperar la intensidad. Volvieron a apretar arriba y eso les bastó para encerrar al oponente en su área y ser otra vez un claro dominador. Manu, una vez más, fue el mas lúcido a la hora de dar criterio.

3pero su puesta en escena en la segunda parte fue muy pobre y de muy poca sustancia. Entre el minuto 45 y el 65, el Almería remató hasta en 8 ocasiones al arco de Asenjo, con el equipo amarillo encogido y concediendo el balón y el protagonismo.

3la mala iniciación de las jugadas condicionaba todas las hipotéticas acciones ofensivas. No se lograba ligar juego, se perdía la pelota con relativa facilidad y esta volvía a caer en poder de un enemigo que, con la presencia de Suso, se mostraba más amenazante.

3se cumplía la media hora cuando el Villarreal se desperezó y pudo estirarse con asiduidad, aunque sin originar grandes peligros ante la portería visitante. El Almería perdió entonces la fe, nunca encontró la contundencia y el partido tomo el cariz de correcalles. La entrada de Pereira fue decisiva para rubricar una victoria que en muchos pasajes estuvo en el aire. H