El boom vivido por el trail running en los últimos años hace que cada vez sea más habitual buscar consejos profesionales sobre cómo preparar el cuerpo físicamente, antes y después de cada entrenamiento y carrera. Sin embargo, en muchas ocasiones, el pie queda como el gran olvidado, cuando es lo único que nos une al suelo y su importancia es vital, pues todo el entrenamiento y esfuerzo de meses puede irse al traste por un simple callo, especialmente tras someterlo a pruebas de 63 ó 118 kilómetros.

Si bien los atletas de carreras por montaña visitan cada vez más al podólogo, dando la opción de practicar una medicina preventiva, la frecuencia todavía no es suficiente. “Es habitual encontrar a pacientes que debido a un callo no tratado, cuando visitan al podólogo adoptan una marcha antiálgica. Es decir, caminar evitando que duela y produciéndose, sin saberlo, lesiones o molestias en rodilla, cadera y espalda, cuando la solución es simple: quitar el callo, tratar los orígenes del problema y evitar lesiones relacionadas”, afirma el podólogo Cristobal Colón.

Para disfrutar de la montaña en condiciones, es imprescindible prevenir visitando a los médicos especializados. Para los pies, bastará con una exploración básica, un examen de biomecánica sobre la huella, un rápido análisis del calzado y una serie de preguntas sobre hábitos de vida y deporte, para extraer diagnóstico. Con esta información el paciente aprende a diferenciar lo que puede desencadenar una lesión de un dolor de entrenamiento. “La prevención implica educar al corredor para que sepa distinguir y actúe con criterio, diferenciando entre molestias habituales debidas al entrenamiento que pueden ser fácilmente tratadas en casa, y posibles lesiones, donde la velocidad de respuesta y un tratamiento personalizado son cruciales para la pronta recuperación del paciente”, indica Colón. H