Amenazaba la lluvia en la salida de Nantua. En el horizonte aparecían los montes del Jura y muy lejos la llegada de Chambéry. Todos temían la subida del Mont du Chat, pero, a la vez, había temor por las caídas. Miedo por muchas cosas. «Tal vez alguien se despedirá de la victoria final en esta etapa». Lo advirtió Alberto Contador, antes de partir. Poco podía adivinar que él sería uno de los afectados, en otro día, en el que el Tour se movió al compás del Sky y bajo el yugo de la dictadura de Froome. Más líder. Así salió el jersey amarillo de la primera parte de la ronda francesa clausurada en los montes del Jura.

Mientras buena parte de sus rivales deberán replantear la carrera en la jornada de descanso, en hoteles enclavados entre Périgueux y Bergerac, en la Dorgoña, a más de 700 kilómetros de la meta de Chambéry, Froome podrá descansar tranquilo. Quizás una caída como la que apartó a Richie Porte del Tour sea en estos momentos la principal preocupación del corredor británico, que supo controlar y verse dominador en una jornada caótica, con siete puertos y más de 4.000 metros de desnivel positivo. Y aún hubo suerte de que en los momentos claves de la carrera dejase de llover, porque, de lo contrario, el imponente descenso del Mont du Chat aún podría haber sido, si cabe, más terrible, más duro y más impactante.

Como si fuera un dictador, Froome parece tener la carrera atada y bien atada. En el Col de la Biche perdió a su fiel escudero Geraint Thomas, que se fracturó la clavícula. Pero el contratiempo no parece suponer un asunto irremediable para el Sky, que siempre estuvo al lado de Froome hasta que Porte decidió pasar a la acción a más de 30 de la meta. Solo allí cedieron Henao, Nieve y Landa, ahora en la novena plaza, primer español de la general.

Entre la cima del Gran Colombier y el inicio de la subida al Mont du Chat había 40 kilómetros de llano, terreno para recuperar y coger fuerzas. Y ahí fue donde se vio la imagen de todo un Quintana bajando al coche del Movistar, desprotegido de los suyos porque ninguno de sus compañeros había tenido fuerzas para aguantar el ritmo del Sky.

Contador, por su parte, tuvo la desgracia de volver a caer; en este caso en el Col de la Biche, donde se golpeó la rodilla y el codo. Fue el accidente que comenzó a anunciar lo que sucedió después. El ciclista madrileño tampoco aguantó el tren del Sky y a tres kilómetros de la cima del Mont du Chat, desgraciadamente, se soltó.

Froome observó, vigiló y solo actuó en el kilómetro final de la subida al Mont du Chat. Ya lo había visto todo. Sabía que Contador había sido el primero en descolgarse y Quintana, el segundo. Por eso, tras cuatro intentos de Porte, el tres veces ganador del Tour decidió acelerar. Y entonces fue cuando comprobó que solo el corredor australiano, ahora fuera de combate, era el único capaz de aguantar su rueda.