El anfiteatro romano de Nimes, ciudad al sur de Francia, da hoy el pistoletazo de salida, con una contrarreloj por equipos de 13,7 kilómetros, a La Vuelta 2017, una edición que significa el cambio de guardia para el ciclismo español: Alejandro Valverde se recupera de una grave caída, Samuel Sánchez ha sido suspendido por dopaje y Alberto Contador colgará la bici el 10 de septiembre, cuando concluya en Madrid. Una carrera en la que Chris Froome busca el anhelado doblete de Tour-La Vuelta ante un puñado de aspirantes de pedigrí (Romain Bardet, Fabio Aru, Vincenzo Nibali) y otra vez con un protagonismo relevante de la provincia que, la semana que viene (miércoles y jueves), acoge dos etapas eléctricas y emocionantes.

El espectacular duelo que en julio, en las carreteras galas, ofrecieron el inglés y el francés, tendrá su segunda parte en el montañoso territorio español, con permiso de los dos italianos.

TRES ‘TIROS AL PALO’ // Froome, que dispondrá otra vez de un potente equipo, tratará de quitarse la espina de La Vuelta y, de paso, subirse a lo más alto de las dos rondas para convertirse en el primer ciclista de la era moderna en hacerlo: anteriormente, solo los galos Jacques Anquetil (1963) y Bernard Hinault (1973) lograron esa gesta, pero entonces la Vuelta se disputaba en primavera, antes del Tour. El ya cuádruple vencedor de la Grand Boucle fue segundo en 2011 (a apenas 11 segundos de Juanjo Cobo), 2014 y 2016.

La Vuelta contemplará las últimas pedaladas de Contador, el ciclista español con mejor palmarés en las grandes vueltas de la última década, dejando una sensación de vacío. Las expectativas del pinteño, que viene de ser noveno en el Tour, son una incógnita. «Tengo algunas dudas sobre mi rendimiento, pero siempre he sido superprofesional, por lo que acudo animado, ilusionado y decidido a darlo todo hasta el último día», manifestó ayer.

Ausentes Mikel Landa (recientemente fichado por el Movistar) y el mencionado Valverde, las opciones españolas se centran en Mikel Nieve (uno de los principales guardaespaldas de Froome) o David de la Cruz (llamado a cazar alguna etapa y terminar entre los 10 primeros). Sin olvidar a los jóvenes Marc Soler o Rubén Fernández que, sin el todoterreno murciano ni Nairo Quintana en el equipo telefónico, están llamados a dar ese paso al frente que demanda la afición ante la orfandad de grandes figuras.

La Vuelta se mantiene fiel a su estilo, con un recorrido variado y nervioso pero siempre exigente, con nueve finales en alto, destacando el Angliru el penúltimo día (antes del paseo final) y esos muros que tan de moda ha puesto, como Santa Llúcia (Alcossebre) o Los Machucos (Cantabria), con rampas superiores al 20%. Mucha montaña y poca lucha contra el reloj individual: solo los 40,2 kilómetros llanos, de la 16ª etapa, con final en Logroño.