Pablo Fornals Malla (Castellón, 22 de febrero de 1996) es un futbolista vocacional. Desde que era un «mocoso» y se dedicaba a dar patadas a un balón --«casi más grande que yo»-- en el patio del colegio Bernat Artola de la capital de La Plana tuvo claro su camino, aunque llegar a la cima de Primera no ha sido un camino fácil. Corto, quizás; no sencillo.

Pablo ha regresado a casa de la mano del Villarreal, el club que abandonó hace una década por culpa de un Brunete en el que no se sintió valorado. Agradece al Málaga y, sobre todo, al Castellón la oportunidad que le dieron para ser alguien en el fútbol antes de que el destino le trajera de vuelta a Miralcamp, ya como la gran referencia del fútbol provincial, junto a su admirado Bruno.

Sentado a la sombra de Tombatossals, en la frontera del barrio de Rafalafena que forma parte del álbum de recuerdos de su infancia, Pablo nos espera para hacer repaso de su pasado, su presente y su prometedor futuro.

--Viendo cómo van las cosas por allí, te has salvado de un buen marrón en Málaga.

--Quién sabe. Igual si hubiera seguido allí ahora estaríamos arriba, o al contrario, como está ahora sufriendo. Es lo bonito del fútbol y del deporte: nunca se sabe qué puede pasar el día siguiente. Les deseo todo lo mejor y en ningún momento quiero que desciendan ni que estén en la situación en la que están ahora.

--Sus primeros meses en el Villarreal tampoco es que hayan sido demasiado tranquilos.

--Han sido unos meses raros, con un inicio difícil y un cambio de entrenador incluido. Ahora parece que la cosa ya está enderezada y estamos con muchas ganas de seguir en la línea que llevamos, seguir ganando y sumando.

--¿Con Calleja hemos podido disfrutar de su mejor versión?

--No puedo quejarme. Quizás antes no jugaba en la posición más cómoda para mí, pero estaba siempre dentro del campo. Sí es verdad que la de la banda era una posición extraña para mí y ahora he vuelto a una demarcación en la que tanto disfruté el año pasado y en la que demostré lo que puedo llegar a dar. Creo que por eso me fichó el Villarreal.

--El rombo que ha implantado Calleja en la medular les ha revitalizado, aunque en los inicios no fue sencilla la adaptación, sobre todo en el apartado defensivo.

--Es normal que hubiera algunas dudas. El míster entró a falta de dos o tres días para competir y es lógico que faltaran por pulir detalles. Estamos intentando mejorar y se va viendo en el campo.

--Ese rombo le ha dado la vida...

--Me gusta jugar por dentro. No estaba cómodo tan escorado y ahora estoy disfrutando mucho, tanto si me toca jugar en uno de los lados del rombo o en el vértice. Me encuentro muy cómodo, con mucho espacio para correr, para girarme... Además, tenemos delanteros por delante a los que es muy fácil poner balones.

--Con ese dibujo el equipo ha ganado ritmo e intensidad.

--Quitando a Rodri, que tiene una posición más específica, cualquiera de los otros tres jugadores del centro del campo puede desenvolverse en cualquier parte. Nos da mucha movilidad y supone cierto desconcierto para los rivales porque no saben dónde estamos en cada momento.

--Tampoco escatima en kilómetros, aunque a veces le cueste alguna reprimenda.

--Aunque me riñan, siempre se agradece un esprint de más o estar en los minutos finales defendiendo. Es mi forma de jugar. Nunca he estado en un equipo que domine, que se pase casi los 90 minutos controlando o que tenga el 80% de posesión. Vengo de equipos en los que hay que trabajar y en los que hasta el final te pueden ganar el partido.

--A pesar de las buenas sensaciones que destila este equipo, ¿cree que hay un Villarreal de la Liga y un Villarreal diferente en las otras competiciones?

--No sabría decir. Por resultados parece que sí, pero por el juego, la distribución, la posesión… creo que no. Ya se dará con la tecla.

--Para cualquier equipo que no sea Madrid, Barça o Atlético ganar una Liga es casi una utopía. ¿Tienen especial ilusión por llegar lo más lejos posible en Europa y en Copa, pese al mal inicio?

--Me gustaría ganarlo todo. La Liga ya sabemos que está muy difícil, pero creo sinceramente que el Villarreal puede posicionarse entre los cuatro o cinco primeros. Igual en Europa o en la Copa. Eso sí, hay que afrontar cada partido con humildad, esfuerzo y trabajo. Aquí igual te gana un 2ª B que igual vas y le ganas al Madrid.

--¿Cómo ha encajado en el vestuario del Villarreal?

--Los compañeros me lo han puesto muy fácil y solo he tenido que poner un poquito de mi parte para intentar llevarme bien con todos. Lo importante de un vestuario es que haya un buen grupo y que todos nos llevemos bien, y eso es lo que pasa aquí. Además, no puedo estar triste ni discutir con nadie porque estoy haciendo lo que me gusta y en mi casa. Es difícil ser profeta en tu tierra. A mí me tocó irme y ahora he vuelto en una decisión acertada y que quiero exprimir al máximo.

--¿Qué jugador, de entre sus actuales compañeros, le ha sorprendido más?

--Manu [Trigueros]. Es obvio que Bruno es un estandarte del Villarreal, un jugador importantísimo y sabemos todo lo que le da al equipo cuando está en el campo, pero por su forma de jugar y el paralelismo entre él y yo Manu me ha sorprendido mucho. Y como persona. Le ves tan buen futbolista que no te esperas que sea una persona tan llana, tan normal, como todo el grupo. Uno no se espera que un vestuario de un equipo que juega Europa, de un equipo grande, pueda ser tan normal, sin nada de egos. Ojalá el fútbol fuera más así.

--Siempre es difícil definirse a uno mismo, pero ¿cuál cree que es la principal virtud de Fornals?

--El trabajo, quizás. Es lo que más puede sorprender de mí en los datos de los partidos; a lo mejor no te esperas que un chico de 21 años corra 13 kilómetros por encuentro. Pero el trabajo, el correr, las ganas… eso no se negocia. Te puede salir mejor o peor partido, estar más acertado o menos en los pases, hacer más o menos goles… pero el trabajo tiene que estar siempre presente.

--Y para ofrecer un rendimiento tan alto en el campo hay que cuidarse al máximo…

--Lo intento. A día de hoy todavía no he hecho nada en el fútbol y quiero intentar dejar huella. Quiero estar preparado para ese momento en el que puedan decir tú sí o tú no. Y si eso pasa por tener que renunciar a comerte un helado y tener que tomar un té, pues no hay ningún problema.

--En Málaga demostró tener un disparo efectivo, pero en el Villarreal no ha podido marcar esta temporada. ¿Lo echa de menos?

--La pasada temporada no me fue mal; hice seis goles en Liga. Estoy esperando a que llegue la oportunidad de engatillar una. Tengo ganas de celebrar un gol en casa con la gente, en el Estadio de la Cerámica. Seguro que viene dentro de poco y lo vamos a gritar todos con muchas ganas.

--También ha demostrado que no le pega mal a balón parado.

--Aquí es difícil; hay muy buenos lanzadores en el equipo y será difícil gozar de una ocasión para tirar una falta. Pero llegará el momento y estaré preparado.

--¿Ha aprendido mucho de su etapa lejos de casa, en Málaga?

--Cuando estas fuera te das cuenta de muchas cosas. Lo principal, de lo mucho que te quiere la familia. Pero también te ayuda a darte cuenta de los que son amigos de verdad y los que no, la gente que solo te busca por el interés… Cuando está en casa estas cosas no las aprecias tanto. Es cuando sales fuera cuando ves lo que realmente es importante.