El Espanyol y el Alavés protagonizaron ayer uno de los peores partidos de la Liga, una condena para los 15.448 espectadores que se acercaron a Cornellà y que volvieron a pedir la marcha de Quique.
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El Espanyol y el Alavés protagonizaron ayer uno de los peores partidos de la Liga, una condena para los 15.448 espectadores que se acercaron a Cornellà y que volvieron a pedir la marcha de Quique.