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la crónica del partido

Un Villarreal con menos magia pero mayor gen competitivo

Javi Calleja apuesta por un bloque con más espíritu obrero para reencontrarse con la victoria

Un Villarreal con menos magia pero mayor gen competitivo

El Villarreal superó la presión. El partido de Cornellà era una auténtica prueba para sus aspiraciones. La victoria le llevaba arriba y la derrota alimentaba situaciones de riesgo y lo peor, las dudas. No fue el Villarreal que pregona el libro de estilo de su entrenador, pero sí un equipo pragmático, con las ideas claras que supo jugar ese otro fútbol que no desarrolló en Pamplona y que le valió la derrota. El gol de Ekambi, la resistencia de todo el bloque y el saber manejar el partido durante los 90 minutos sirvieron para reencontrarse con la victoria.

Este Villarreal posee una gran plantilla, una variedad de jugadores para adaptarse a varios estilos y circunstancias, pero sobre todo, talento y pegada arriba. Un bloque para regresar a una competición europea si sabe jugar a lo que toca en cada momento y se deja atrás de utopías. Recursos existen y hay que aprovecharlos.

El Villarreal demostró gen competitivo en Cornellà ante el Espanyol. Ese es el camino a seguir. Calleja sigue con su debate interno. Cuando apuesta por lo que le gusta, es decir, por mirar con descaro a la portería rival a costa de asumir riesgos en un centro del campo con más vocación artística que de obrero, los resultados no le suelen acompañar y llegan las críticas, como sucedió semanas atrás en Pamplona. Pero el fútbol exige algo más. Y es cuando la reflexión llega con la almohada y el análisis en vídeo del partido. El Villarreal presentó muchos agujeros frente a Osasuna, y ante el Espanyol, el técnico amarillo regresó al plan que tan buen resultado le dio en partidos como el del Leganés.

TÁCTICA // Calleja esbozó un dibujo táctico con tres teóricos hombres en punta cuando el Villarreal se desplegaba en ataque, situando a Gerard y Moi en bandas, pero el trabajo de ambos equilibra el juego colectivo cuando el equipo se repliega, convirtiéndose en un 4-5-1. Y la cualidad que distinguió a los amarillos en Cornellà fue el equilibrio. Más fiabilidad y mayor rigor táctico, además de más trabajo y una presión a la salida del balón mejor organizada e intensa. En resumen, un Villarreal más competitivo.

Con el balón, los amarillos no ofrecieron su versión más brillantez, pero supieron controlar el juego y ser muy prácticos. En defensa, Pau y Albiol reiteraron que siguen siendo una de las parejas de centrales más en forma de LaLiga. Con todos estos ingredientes, si sigues matando al rival cuando tienes ocasión, el resultado es que al cuarto de hora, el Villarreal, una vez más, se puso por delante en el marcador. Y lo hizo en una jugada de manual de desdoblamiento ofensivo. La típica jugada de ejercicio de entrenamiento con pared de apoyo en el centro del campo y carrera profunda de Rubén Peña, cuyo disparo fue repelido por Diego López y aprovechado por Ekambi.

El Villarreal mantuvo la misma hoja de ruta: orden, presión y control del balón. Solo le faltaba más lucidez en los metros finales, una cualidad que cuesta imponer cuando Cazorla no encuentra la inspiración. El Espanyol solo avisó de que también jugaba en un remate de Calleri al travesaño y un disparo de Darder que amenazó a Sergio Asenjo.

EFECTIVIDAD // La primera parte no fue un modelo de buen juego, ni tampoco un deleite para la grada, pero sí muy productiva para el equipo groguet. No era el estilo que le gusta a Calleja, pero sí el que hace al Submarino más grande. La segunda parte comenzó con las dudas de qué Villarreal aparecería en escena. La lección de El Sadar sirvió para mucho y los amarillos salieron conectados al partido y mostrando oficio, ante un Espanyol que presentaba el cambio de entrenador como novedad, pero con las mismas carencias que en la etapa de David Gallego en el banquillo.

El Submarino defendió tras el descanso con la mejor forma que sabe hacerlo: con el balón en su poder. Toko Ekambi tuvo la sentencia en un balón que Gerard Moreno le dejó en boca de gol, pero se le marchó alto el tiro. Los minutos pasaban y el juego transcurría mucho más tiempo en las zonas alejadas de las áreas... bueno para el Villarreal, junto con el transcurrir de los minutos.

CAMBIOS // Calleja sustituyó a un Santi Cazorla apagado y un poco extenuado, porque aunque no tuvo su tarde, el Mago realizó un gran trabajo para el equipo. Con Ontiveros en el campo, el contragolpe era una baza más para intentar matar el partido. Igual que en la primera parte, el fútbol se puso de huelga en Cornellà, en un encuentro rácano de juego y donde las áreas fueron como cotos vedados a la caza del gol.

APUROS // El Villarreal tuvo un problema en los 10 minutos finales llamado Espanyol. El rival también juega y los periquitos, acuciados por la clasificación, que les ubica en zona de descenso, empezaron a apretar con más corazón que cabeza, pues se marchó Borja Iglesias, que tampoco está brillando en el Betis, y el desierto se ha instalado en la producción ofensiva de los catalanes. Aunque un remate de Esteban Granero, a siete minutos del final, llevaba marcado el destino para acabar en la red, pero Sergio Asenjo, porterazo top, evitó el empate. Los blanquiazules hacían más ruido que otra cosa, porque el peligro real lo creó el madrileño Del Cerro Grande señalando como penalti unas presuntas manos de Pau que solo vio el árbitro. Por suerte, el VAR corrigió la vista del colegiado y todo quedó en un susto para los groguets.

El Villarreal se llevó tres puntos de Cornellà en el debut de Machín como técnico del Espanuol, que le devuelven a la parte alta de la tabla. Un Submarino más gris, menos espectacular pero mucho más fiable y competitivo. Los partidos se ganan también así. El siguiente reto es superar el viernes al Alavés en el Estadio de la Cerámica.

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