Son las paradojas de este fútbol que en tantas ocasiones parece injusto. Que el pez grande se coma al pequeño en concepto de contrataciones es lógico, pero que un club pueda arrebatarte a través de la cláusula de rescisión un jugador, debido a una lesión de gravedad, y que el afectado no tenga la misma posibilidad, clama al cielo. Y más si se trataba por aquel entonces del líder al colista, que ahora son segundo y penúltimo.

Es lo que le ha sucedido al Leganés en este mercado de invierno. Deambulando casi toda la temporada en el farolillo rojo de la tabla clasificatoria (hasta que llegó el Vasco Aguirre y lo reactivó un poco pese a seguir empatado con el último), el conjunto pepinero ha visto como en la pasada ventana de fichajes los millones de los clubs pudientes le quitaban a sus dos mejores atacantes: Youssef En Nesyri y Martin Braithwaite.

Vía cláusula de rescisión

Primero sorprendió cuando al pasado 16 de enero el Sevilla depositaba la cláusula de rescisión de En Nesyri, de 20 millones de euros, para adquirir al internacional marroquí. Un duro golpe para el Lega, que apostó por recuperar como cedido a un viejo conocido en la casa, Miguel Ángel Guerrero, procedente de Olympiacos a coste cero. A su vez, se apostó por un extremo marfileño de perfil bajo, procedente del Young Boys suizo, Roger Assalé.

A ambas cesiones se añadieron las del jovencísimo Bryan Gil y Amadou (ambos del Sevilla). Mientras que Arnáiz y Owusu se marcharon al Osasuna y Qarabag cedidos por 500.000 y 300.000 euros respectivamente.

Y en esas llegó la lesión de Dembélé, el Barcelona abonó los 18 kilos de cláusula por Braithwaite fuera de plazo de mercado y la RFEF no permitió que el Leganés pudiera fichar.

Es decir, cero euros de gasto en enero por los 38,8 millones ingresados... pero el Lega se ha quedado sin pólvora, sin gol.