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LA EMOTIVA DESPEDIDA

¡Hasta siempre Hércules!

El periodista de Mediterráneo Ismael Mateu acompañaba al malogrado Kike Monforte, como compañero de equipo, en la 'Top of the Rock'

¡Hasta siempre Hércules!

«Tantos recuerdos enlatados, en fotos de carné, en lágrimas de ayer, en todos los momentos que a tu lado yo esperé... ¡Que cuando me vaya, no caiga una lágrima por mí, que sólo quede la amistad, tantos sueños que recordar...!». Llevábamos más de tres horas corriendo por la montaña; no habíamos llegado todavía a Vilafamés y Kike Monforte comenzó a cantar tan bonita canción de Melocos.

Fue el viernes, durante la primera etapa de la Top of the Rock, y me uní a Hércules, como se le conocía en el mundo del fútbol y del running, y continuamos cantando la canción. Pepe Dols nos decía: «¡Qué nostálgicos estáis!». Lolo Gil se reía: «¡Dejad de cantar y corred más!». Y Quique Forcall, mientras, ya nos tomaba varios kilómetros de ventaja.

Era el equipo de Montañas de Castellón, creado por Kike al hilo de las colaboraciones que éste realizaba en Mediterráneo en el suplemento de Atletismo, desgranándonos al milímetro toda ruta existente que haya en las montañas castellonenses. Uno de sus deseos, uno de sus retos, una de sus ilusiones.

Pero, por desgracia para los mortales, en la primera carrera en la que representaba a su equipo el destino nos lo arrebató. Se lo llevó al olimpo de los elegidos, le situó en el palco de los inmortales, en el centro, donde habitan los auténticos líderes.

Porque Kike era un líder, un ejemplo, todo corazón, un cachondo, un tío testarudo pero leal, fiel a sus ideas y, siempre, la alegría de la fiesta. Para mí un hermano mayor. Por medio de él me introduje en el mundo del running y en la gran familia que forman los miembros del Club Atletisme Running Castellón, y gracias a él ahora sé todo lo que sé de este bendito mundo de locos insensatos de la montaña.

Tengo que admitir con resignación que ayer tenías fecha y hora marcadas. Qué triste, qué duro, qué injusto, qué impotencia… Tuve el privilegio, junto a Pepe y Lolo, de estar contigo hasta el final. De acompañarte en el inesperado trasvase a tu cambio de vida, en ese viaje que has hecho hacia la eternidad.

Y no puedo evitar contarle a todo el mundo, a toda la tantísima gente que te quiere, esa charla virtual que tuvimos cuando ya te habías ido: «Lo que te daba la vida, la montaña, te la ha quitado. Pero te has ido haciendo lo que más te gustaba y con el equipo que habías creado».

No habrá consuelo de por vida para Esme, tu mujer, ni para tus hijos Lucía y Manel, el Jefesito, ese mediocentro que ya había debutado con el Castellón de fútbol-11. Tu Castellón. Ni tampoco para sus padres y sus hermanos.

Solo quiero darte las gracias en nombre de todos los que te queríamos por habernos enseñado tanto, por haber compartido tantos y tantos momentos y por habernos hecho partícipes de tu vida. Una vida ejemplar, ligada al mundo del deporte, al fútbol y a la montaña, esa que se ha quedado tu alma y a nosotros nos ha roto el corazón. Nunca te olvidaremos. ¡Hasta siempre, Hércules! DEP.

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