Las cuatro jornadas consecutivas que el CD Castellón llevaba sin perder le habían hecho soñar con dar la campanada ante el RCD Espanyol en Castalia, pero más por ilusión que por los méritos mostrados en dichos encuentros. Y, pese a que los albinegros se adelantaron en el electrónico desde los once metros, la expulsión de Iago Indias mediada la primera parte dejó muy tocado a un equipo que cedió el dominio y vio cómo su rival jugaba a placer, haciendo más que evidente el potencial que atesora, y dejando en nada las intenciones locales con tres goles. Triunfo aplastante del Espanyol (1-3) y golpe de realidad en Castalia.

Juan Carlos Garrido apostó por un 1-4-1-4-1 con Krhin como enlace entre la defensa --Iago Indias, Carlos Delgado, Gálvez y Víctor García-- y el centro del campo -- Bodiger, Señé, César, y Marc Mateu--, y dándole la responsabilidad en ataque a Juanto, que no jugaba desde la jornada 21. Y lo cierto es que el Castellón empezó bastante bien el encuentro.

Ejerciendo una presión alta, al cuadro albinegro se le vio intenso en las primeras jugadas y bien posicionado a nivel defensivo, teniendo una primera aproximación a la meta de Diego López por medio de Juanto y otra de Bodiger que se fue sin demasiado peligro a las manos del portero gallego.

El equipo daba buenas sensaciones pero pronto tuvo el técnico valenciano que modificar su esquema por la lesión de César a los diez minutos al sentir un pinchazo en el muslo derecho. Salió Rubén Díez y el aragonés fue protagonista nada más pisar el verde de Castalia ya que fue muy pícaro a la hora de robar un balón en la frontal y cedérselo a Juanto, a quien Cabrera derribaba dentro del área y el colegiado señalaba pena máxima.

No hubo esta vez VAR porque Gorostegui Fernández-Ortega lo vio tan claro como los jugadores del Espanyol, que tampoco reclamaron. Marc Mateu cogió el balón, lo puso en el punto de penalti y, con un ligero chut por la derecha, batió a Diego López.

Tan solo habían transcurrido 13 minutos y el partido se le había puesto de cara a los albinegros. Pero ya se sabe. El Espanyol es uno de los claros favoritos al ascenso a Primera División y uno de los más experimentados de la categoría, por lo que había que mantener la concentración al 200% para no cometer ningún error que diera alas a los de Vicente Moreno.

El 1-0, lejos de espolear a los castellonenses, sirvió de impulso al conjunto perico, que empezó a apretar a Óscar Whalley aunque, por fortuna para los locales, en sus primeras acciones --casi todas por su banda izquierda-- no encontraba rematador y la defensa albinegra cumplía sin demasiados contratiempos. David López, Didac y Melendo empezaron a cobrar peso en el partido, el Espanyol a hacerse con la posesión del esférico y el partido pasó a jugarse en el área del Castellón. A los albinegros no les quedaba otra que multiplicarse en defensa y apretar los dientes, tratando de volver a acercarse a la meta del Espanyol en jugadas a la contra para no perder su ventaja.

Pero con ese escenario era fácil prever que los catalanes acabarían empatando, algo que hicieron en el minuto 32 con un cabezazo de David López tras saque de esquina de Embarba que pilló algo tapado a Óscar Whalley, que cuando vio el balón ya lo tenía dentro de su portería.

Por si el 1-1 no cortocircuitaba suficiente al Castellón, Iago Indias veía la segunda cartulina amarilla apenas tres minutos después y dejaba con uno menos a los suyos para lo que quedaba del primer tiempo y todo el segundo. Una circunstancia que el Espanyol aprovechaba para sellar su remontada al marcar el segundo al filo del descanso con un gol de Darder, quien golpeaba libre de marca.

La sentencia definitiva

Al descanso se quedaron en el vestuario Juanto y Krhin, que pudo hacer bastante más para evitar el 1-2, y salieron Jonatan Soriano y Lapeña. No se había ni anunciado sus cambios por megafonía cuando, en una jugada a la contra, Darder se plantaba solo ante Óscar Whalley y ponía la puntilla con el tercero.

Con el partido dado prácticamente por perdido y, en vistas al decisivo encuentro del próximo miércoles ante el Albacete a domicilio, Garrido quitó a algunos de sus titulares habituales como Bodiger y Víctor, y dejó que acabaran jugando otros como Arturo o Carles Salvador, algo más desaparecidos en las últimas jornadas.

Fueron minutos de aguantar como buenamente se podía y de evitar que el Espanyol ampliara mucho más su ventaja.