Un 'juez' entre 'villanos': la historia del único árbitro de Castellón en la élite del rugby español

Óscar Martínez acumula ocho temporadas como árbitro nacional: "En este deporte el respeto es innegociable y todo se arregla con una cerveza tras el partido"

Óscar Martínez dirigiendo un encuentro de la División de Honor B femenina española

Óscar Martínez dirigiendo un encuentro de la División de Honor B femenina española / Mediterráneo

Imagínense un Real Madrid-Barça, en el Bernabéu. Última jornada de Liga con ambos equipos empatados a puntos. Un estadio con más de 80.000 espectadores, con tensión en la grada... y no digamos sobre el césped. Patadas, polémicas y un gol en el último instante, por un penalti polémico que el árbitro considera que no debe revisar en las imágenes que proporciona el VAR. El 0-1 da el título de Liga a los azulgranas. Los espectadores aplauden tras el pitido final y enfilan tranquilamente la vuelta a casa. Los jugadores de ambos equipos se abrazan, saludan efusivamente al árbitro y a sus asistentes. No solo eso. Tras el paso por los vestuarios todos ellos, futbolistas del Madrid y del Barça, entrenadores, staff técnico, el colegiado y sus ayudantes... todos, salen juntos del estadio y se van a un bar a tomarse unas cañas y unas tapas.

Óscar Martínez siempre se ha visto respetado por los jugadores

Óscar Martínez siempre se ha visto respetado por los jugadores / Alfonso Soria

Lo que es ciencia ficción en el fútbol no lo es en un deporte primo hermano del balompié: el rugby. Tanto que era el mismo deporte hasta 1863 cuando, según cuentan los estudiosos de estas disciplinas deportivas, una reunión en una taberna de Londres la discrepancia entre los que estaban a favor y en contra de utilizar las manos provocó la escisión. En un deporte de villanos jugado por caballeros, "el respeto lo es todo".

"Y por supuesto al árbitro. En un deporte con tanto contacto físico de no mediar este pacto los partidos acabarían siempre en batalla campal. Y no es así, sino todo lo contrario. Las decisiones de un árbitro en el rugby muchas veces están sujetas a interpretación, y te equivocas, pero todo se arregla en lo que llamamos el tercer tiempo, una tradición en la que el equipo local siempre obsequia a sus rivales y al árbitro con una cerveza y algo de comer".

El castellonense sigue de cerca una jugada de un partido de la División de Honor femenina

El castellonense sigue de cerca una jugada de un partido de la División de Honor femenina / EDU ROIS

Óscar Martínez sabe bien de lo que habla. Él es un juez entre villanos. Y disfruta de ello sin ningún tipo de temor, como el que sufren cientos de árbitros de fútbol que nunca saben si su integridad física --y psicológica-- se mantendrá intacta tras un encuentro. Este castellonense de 49 años jamás ha tenido que pasar por situaciones traumáticas en los 15 años que lleva pitando partidos de rugby, los últimos ocho como el único árbitro de Castellón en la élite de este deporte.

Lo más parecido al shock fue lo que le pasó una vez en Barcelona, cuando "dos chicos desnudos saltaron al terreno de juego y se pasearon unos segundos", recuerda Óscar, que tiene experiencia en competiciones de primera línea como la División de Honor femenina, en la segunda categoría del rugby masculino español, Campeonatos de España, Copas de la Reina... y también en citas internacionales, como un Rusia-British Army que le tocó arbitrar "de rebote".

Los inicios

A Óscar le picó el gusano del rugby desde su época estudiantil y ya no ha encontrado antídoto, "ya no te lo puedes quitar de encima". Empezó a entrenar a principios de los 90 con el Club de Rugby Castelló, cuando se preparaba en el instituto Ribalta para dar el salto a la universidad. Allí, en la Politécnica de València, empezó a competir. En total fueron 17 temporadas como jugador entre València y Castelló, sin olvidar una experiencia de un año en el XV de l'Erdre francés, y otras nueve como entrenador del club de su ciudad. En muchas de ellas se solaparon los tres roles que ha desempeñado: jugador, entrenador y árbitro. ¿Es o no pasión por el rugby la de Óscar?

Óscar Martínez, en acción durante un encuentro

Óscar Martínez, en acción durante un encuentro

Lo que peor lleva este profesor e ingeniero industrial es tener que pasar muchísimos fines de semana lejos de la familia, su mujer Loli y sus dos hijas, Celia e Inés, morriña que intenta aplacar desde el hotel con videollamadas que le hagan sentir más cerca de los suyos. Pero el sacrificio, de momento, le sigue compensando. El familiar y el físico, con las cuatro sesiones semanales de entrenamiento. Los árbitros de rugby no tienen límite de edad, pero sí deben pasar dos duros tests físicos por temporada: "Si no los pasas, no pitas. Y conforme van pasando los años cada vez cuesta más superarlos".

Reconocimientos

Además de la satisfacción personal, de vez en cuando llega algún reconocimiento público, como el premio que recibió en el año 2017 en la gala de la Asociación de la Prensa Deportiva de Castellón por su dilatada trayectoria.

Óscar, con el premio recibido en la Gala del Deporte del 2017

Óscar, con el premio recibido en la Gala del Deporte del 2017

Aunque para Óscar, el mejor premio será el seguir compartiendo con sus compañeros del Club de Rugby Castelló entrenamientos, cenas e "historietas del Abuelo Cebolleta" en el Cementerio de Elefantes (un guiño al animal del escudo) que forman los más veteranos de la entidad. "Cuando cuelgue el silbato será eso lo que me quede".