Los grandes países de la Unión Europea han comenzado a mantener contactos con su sistema financiero para conocer hasta qué punto está dispuesto a participar en la reestructuración voluntaria de parte de la deuda griega, una de las medidas incluidas en el proyectado nuevo rescate griego. Alemania mantuvo ayer mismo un encuentro con las principales entidades financieras del país, según distintos medios de comunicación extranjeros.

El ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, se reunió con responsables de Deutsche Bank, Commerzbank y Allianz. La banca alemana es la más expuesta a la deuda griega, con unos 15.806,9 millones de euros de títulos helenos en su balance, según el Banco de Pagos Internacionales de Basilea. Un portavoz del Ministerio de Finanzas reconoció que el departamento mantiene "conversaciones con el sector privado a nivel nacional e internacional para ver cómo cuantificar la participación". También Francia, Italia y Holanda han iniciado los contactos con su banca.

Los líderes europeos pretenden fijar los términos de la participación de los acreedores privados el 11 y 12 de julio. El nuevo rescate asciende a 120.000 millones hasta el 2014, y quieren que el sector privado aporte entre 25.000 y 30.000 millones alargando los plazos de la deuda o cobrando menores intereses.

Un día después de que el primer ministro superase una moción de confianza, el Gobierno griego aprobó ayer un borrador del plan de ajuste al que se condiciona la ayuda y que supone un ahorro de 28.000 millones, informa Irene Savio. La cancillera alemana, Angela Merkel, recomendó al Ejecutivo heleno que siga los pasos de Turquía, enemigo histórico de Grecia.

El presidente de la Reserva Federal (FED), Ben Bernanke, alertó ayer del riesgo para la economía global de la crisis griega. "Si no se resolviera la situación se presentarían amenazas al sistema financiera europeo, el sistema financiero global y la unidad política europea", advirtió, informa Idoya Noain.

La ONU criticó ayer los duros programas de ajuste impuestos por los organismos internacionales a los países afectados por la crisis de la deuda. "Las medidas de austeridad adoptadas por países como Grecia y España frente al excesivo endeudamiento público no solo amenazan el empleo en el sector público y los gastos sociales, sino que hacen que la recuperación sea más incierta", dijo su Departamento de Asuntos Económicos.