Cinco años después del estallido de la crisis financiera, la economía mundial, y la europea en particular, continúa atrapada en un bucle de "círculos viciosos" y los bancos centrales, que hasta ahora han contribuido a sacar las castañas del fuego, están a punto de declararse en huelga de brazos caídos. Esta es la traducción libre del 82° informe anual del Banco de Pagos Internacionales (BPI) que se hizo público ayer y en el que la institución con sede en Basilea (Suiza) que agrupa a 59 bancos centrales de todo el mundo denuncia que estos están "sobrecargados", que han comprado deuda pública de países por 18 billones de dólares (el 30% del PIB mundial) y están poniendo en juego su "su credibilidad e incluso su independendencia" con unos tipos de interés excesivamente bajos, "mientras los gobiernos actúan de forma rezagada y los ajustes se retrasan".

La queja del organismo que preside Jaime Caruana suena a la misma música que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, entona cada vez que determinados gobiernoss u organismos internacionales presionan para que el BCE adopte una acción más decidida en apoyo de los países con mayores dificultades, como España e Italia.

"Una lección extraída de la crisis es que los bancos centrales pueden hacer mucho para evitar el colapso", afirma el informe. "Una lección más importante es que si los problemas estructurales subyacentes no se corrigen durante la fase de recuperación, corremos el riesgo de crear el caldo de cultivo de una nueva crisis", sentencia.

Según el diagnóstico del BPI, la zona euro es en estos momentos el prototipo de bucle de círculos vicioso en el que se han enredado la recesión económica, el paro, los ajustes presupuestarios, la morosidad de la banca, la necesaria recapitalización de las entidades, la falta de crédito, el desendeudamiento de familias, empresas y administraciones y, de nuevo, la sobrecarga de los bancos centrales, la recesión económica y vuelta a empezar. "La crisis europea puede verse como un presagio, una confluencia virulenta de problemas que podrían extenderse a otros lugares si las políticas no logran romper los círculos viciosos generados por las deficiencias de la economía mundial".

Uno de los problemas que en estos momentos impide salir del bucle infernal es --según el BPI-- la contaminación entre el riesgo soberano (el coste de la deuda pública) y el del sector financiero, un fenómeno que adquiere especial fuerza en España y que ha sido objeto de análisis en la reunión del G-20 recientemente celebrada en México. "Quienes esperen soluciones fáciles pueden seguir esperando, porque no las hay", advierte el informe.

REFORMA DE GRAN CALADO Para acabar con "la perniciosa interacción entre los soberanos y los bancos debilitados" el BPI propone que los países sigan avanzando en sus reformas al tiempo que la zona euro debe acometer una reforma institucional de gran calado para lograr una unión bancaria efectiva. "Una unión monetaria que centraliza el prestamista de última instancia de los bancos (BCE) debe contar con un sistema bancario unificado"; según el BPI, "los bancos de Europa deben convertirse en bancos europeos" a través de la unificación de normas bancarias, la creación un sólo órgano de regulación, supervisión, seguro de depósitos y resolución de conflictos. La tesis de la unión bancaria constituye, precisamente, el guión de los avances que los líderes europeos quieren lograr en la cumbre que celebrarán los días 28 y 29 de junio.

RIESGOS En su informe anual, el Banco de Pagos constata que los riesgos financieros de la zona euro se intensificaron desde el inicio del segundo trimestre del 2012 "debido principalmente a la inquietud ante la futura orientación de las políticas en Grecia tras las elecciones". En este contexto, aumentaron las retiradas de depósitos y otras salidas de capitales en los países consideraros más vulnerables. Se calcula que en Grecia, se retiraron un tercio de los depósitos de no residentes y una cuarta parte de los depósitos locales.

Los depositantes extranjeros también retiraron fondos de bancos de España, Irlanda, Italia y Portugal , "mientras que los depósitos locales se mantenían estables". El informe cifra en cerca de 500.000 millones de euros las salidas de depósitos de extranjeros hasta mediados del 2012 en estos cuatro países. Al mismo tiempo, aumentaron de forma significativa los depósitos en bancos de Alemania y Países Bajos en el primer trimestre en casi 100.000 millones.