La Cooperativa Agrícola San Isidro de Castellón se constituyó en 1896 con el nacimiento del Gremio de Labradores de San Isidro de la capital de la Plana. Con más de 4.000 socios en activo y con unas instalaciones de 4.000 m2, abiertas a todo el público, la cooperativa ha crecido «más allá del sector agrícola, ampliando las instalaciones con diferentes secciones del interés del cliente», afirma el gerente, José Vallés.

-ADRIÁN BACHERO: Actualmente, ¿cómo definiría la situación que vive el sector citrícola en la provincia de Castellón?

-JOSÉ VALLÉS: Hoy en día, el sector se encuentra en un desarrollo continuo, incorporando las nuevas técnicas de cultivo para cumplir con los objetivos de la Unión Europea para el programa Horizonte 2020, respetando las variedades autóctonas y sus características, así como protegiendo el medio ambiente y la salud tanto de los productores como de los consumidores. A ello hay que sumar que el objetivo también es cumplir con la Directiva Marco del agua, principalmente en el aspecto de la eficiencia del riego y mejorar la calidad de nuestro acuífero. Todo ello con el fin de conseguir productos de calidad premium, adaptados a las máximas exigencias del consumidor, aunque no se está valorando.

Si nos centramos en el caso de Castellón, estamos trabajando para en el mismo Horizonte 2020, con el objeto de ofrecer a nuestros agricultores un riego localizado que les permita producir de forma ecológica, incluso otros cultivos distintos a los cítricos con el objetivo de potenciar la biodiversidad y el paisaje.

-A. B.: ¿Cuáles son los principales retos a los que tiene que hacer frente el sector?

-J. V.: El principal reto para nuestra citricultura es darle valor al producto diferenciándonos de la competencia: en calidad, producto ecológico, residuo cero, etc. Y, por otra parte, a través de organizaciones de productores, planificar una reconversión varietal de variedades autóctonas para alargar la campaña.

-A. B.: De esta forma, ¿cree que las reivindicaciones de los agricultores son de justicia o matizaría algo?

-J. V.: Por primera vez en muchos años, el agricultor se ha organizado y se está movilizando a través de la Plataforma per la Dignitat del Llaurador. Claro que son de justicia, lo único que pide el agricultor es que las normas sean iguales para todos y que se cumplan. Si para exportar a países terceros como Estados Unidos o China tenemos unos protocolos que nos supone pasar unas inspecciones fitosanitarias y una cuarentena de frío para garantizar la sanidad vegetal de los productos, es de justicia y necesario para nuestra agricultura que se exija lo mismo para las importaciones de otros países. De esta manera se hubiera evitado la entrada de nuevas plagas.

Si en la Unión Europea se han eliminado productos fitosanitarios por su peligrosidad para la salud humana, qué sentido tiene que se venda fruta en nuestros supermercados de países que no tienen ninguna limitación en el uso de fitosanitarios y están utilizando productos que en España hace décadas que están prohibidos por sus efectos negativos para la salud del consumidor.

Por otra parte, existe una ley de la cadena alimentaria (Ley 12/2013), precisamente para evitar abusos de la distribución, que las autoridades deberían de exigir en todo momento.

Recientemente, hemos visto la reacción del ministro a la petición de que se aplique la cláusula de salvaguarda al tratado con Suráfrica, aludiendo a que las cifras de cítricos exportados desde España no han bajado, pero de sobra saben que desde España se están reexportando los cítricos que nuestros exportadores entran de Suráfrica, Egipto y Turquía, mientras los nuestros se quedan en el árbol sin coger.

-A. B.: Camina Castellón hacia un modelo agrícola mucho más concentrado en manos de grandes propietarios con grandes extensiones de terreno?

-J. V.: Esa es la tendencia que estamos viendo en los últimos años. Son los comerciantes, que tienen claro el canal de venta y que están obteniendo importantes beneficios, los que pueden invertir en la adquisición de nuevas fincas y reconvertirlas en variedades más interesantes para ellos, eso sí, perjudicando la calidad de las nuestras (pinyola). El problema de Castellón es que la mayor parte de su termino municipal está distribuido en pequeñas parcelas y las infraestructuras de caminos y servicios se han quedado obsoletas.

-A. B.: Asimismo, ¿cuál es su visión del cooperativismo?

-J. V.: Hoy en día, el cooperativismo se está adaptando a las exigencias de los mercados actuales, donde la dimensión de las empresas es muy importante, pero también es importante mantener sus valores sociales que cada vez son más valorados por las nuevas generaciones.

-A. B.: De esta forma, ¿cuál es el punto fuerte de la cooperativa?

-J. V.: La innovación y la diversificación a nuevas actividades. Ello nos han permitido crecer y compensar las dificultades que en los últimos años está atravesando la actividad agrícola en nuestra ciudad, procurando adaptarnos a la realidad social de Castellón.

-A. B.: Hábleme de esa diversificación en Agrícola San Isidro.

-J. V.: Nuestra principal actividad sigue siendo la venta de fertilizantes y fitosanitarios, pero van tomando volumen el resto de actividades, especialmente la venta de piensos, el garden y el supermercado. A ello hay que sumar nuestra comercializadora de suministro eléctrico, Oppidum Energía, que ofrece los mejores precios en cualquier tipo de tarifa eléctrica y un poste de recarga eléctrica para vehículos.

-A. B.: ¿Qué objetivos se marca la cooperativa a medio plazo?

-J. V.: Estamos trabajando en crecer y consolidar nuestras nuevas actividades. Por un lado, en el supermercado estamos apostando por productos de calidad y proximidad, especialmente en vinos y aceites. Por otra parte, queremos consolidar nuestra sección de cultivo, que con el abandono de fincas por parte de nuestros socios había bajado mucho su actividad. Estamos adquiriendo fincas en arrendamiento para cultivarlas con nuestros medios y dirigidas por nuestros técnicos, asegurando la comercialización de la producción.