La tensión entre España y el Reino Unido por el contencioso de Gibraltar se elevó ayer un grado porque ambos gobiernos decidieron dejar atrás las quejas escritas y convocar a los embajadores de uno y otro país. El Ministerio británico de Asuntos Exteriores citó al embajador de España en Londres, Federico Trillo, para expresarle su malestar por presuntas "incursiones provocadoras" de barcos españoles en las aguas que rodean al Peñón y que el Reino Unido considera que le pertenecen. El Gobierno de Mariano Rajoy respondió con la misma moneda y convocó casi de manera simultánea al embajador británico en Madrid, Giles Paxman, para mostrarle su preocupación por los últimos acontecimientos registrados en la colonia y dejarle claro que los pescadores españoles seguirán faenando "en aguas españolas". Ambos gestos ponen de manifiesto que los Ejecutivos de Madrid y Londres han decidido elevar su amonestación al contrario.

El Gobierno de Gibraltar lleva meses pidiendo al Reino Unido que pase "a la acción" tras las supuestas incursiones ilegales de la Guardia Civil en las tres millas náuticas que rodean el Peñón y, con la convocatoria a una reunión al embajador español, el Ejecutivo de David Cameron da muestras de que ha decidido atender sus demandas. El conflicto viene de lejos pero se ha recrudecido con la llegada del Partido Popular al poder puesto que Rajoy enterró la negociación tripartita (que incluía a las autoridades de Gibraltar) que instauró Zapatero para centrarse en solicitar al Reino Unido un diálogo bilateral que desemboque en la descolonización del Peñón.

LAS INCURSIONES Cameron no comparte esta postura y considera que cualquier cambio de posición pasa por que los habitantes de la colonia expresen en un referendo cuál es su opinión al respecto. Mientras tanto, el conflicto marítimo se recrudece. El ministerio británico se quejó ayer en un comunicado de dos "graves" incursiones de embarcaciones de la Armada y de Vigilancia Aduanera el pasado viernes. En este último caso, los agentes querían apresar un barco civil gibraltareño, lo que obligó a la policía del Peñón a intervenir. "Condeno estas incursiones provocadoras y pido al Gobierno español que asegure que no volverán a repetirse", denunció el Foreign Office. El Ejecutivo de Rajoy, por su parte, defiende la labor de las fuerzas de seguridad en aguas que considera bajo soberanía española.