Perfil

Ana Redondo, mano izquierda y trabajo “veinticuatro siete” para el nuevo Ministerio de Igualdad

Pedro Sánchez apuesta por la discreción de Ana Redondo para reordenar una cartera clave en el próximo Gobierno de España

La vallisoletana descansa de su vida “pija” de ciudad con salidas rurales y fiestas donde es “la más bailonga”

Ana Redondo, nueva ministra de Igualdad.

Ana Redondo, nueva ministra de Igualdad. / EP

BEGOÑA GALACHE / LUIS GARRIDO

Sin ruido, sin estridencias y sin competición. Así ha llegado Ana Redondo hasta el cénit de su carrera en política. Pese a que siempre ha estado las quinielas, principalmente durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, la próxima ministra de Igualdad nunca se había decidido a dar este paso que ahora le llevará a asumir una de las áreas más polémicas del Ejecutivo de Pedro Sánchez, teniendo en cuenta el zumbido que siempre hubo alrededor de su predecesora en el cargo. Ella, dicen quienes trabajan en su entorno, es todo lo contrario. Es silencio, cabeza gacha y trabajo “veinticuatro siete”. Una “currante” que deberá afrontar los retos de la sociedad más plural que nunca tuvo la nación española.

Ana Redondo (Valladolid, 1966) es jurista y profesora de Derecho Constitucional. Su trayectoria profesional la ha llevado a ser número dos del Partido Socialista en las Cortes de Castilla y León, antes de asumir la transformación cultural de la ciudad que la vio nacer bajo los ocho años de mandato de Óscar Puente, nuevo ministro de Transportes y Movilidad, al frente del Ayuntamiento de Valladolid. “Anita”, como la llaman sus amigos, ha sido protagonista del renacimiento de la Seminci, como también se ha convertido en pieza clave de la internacionalización del panorama musical de la capital pucelana y de la llegada de los Premios Goya a orillas del Pisuerga.

Sin paños calientes, reconoce su entorno, la dirigente pertenece a los conocidos como “pijos progres” de Valladolid. Aunque eso nunca ha sido óbice para situarse en primera línea de la defensa de los derechos de la clase trabajadora y de la justicia social. Por tal circunstancia, los socialistas celebran que sea precisamente ella quien recupere esta bandera en forma de Ministerio de Igualdad que el PSOE “jamás debió ceder a Podemos”. A Redondo le avala el trabajo de toda una vida en lo público. Porque ella es de las que “no solo predica, sino que también practica”.

Ana Redondo es de gimnasio diario y de alimentación saludable, aunque no se niega a tomar unas cañas después de los plenos. Eso, siempre que el trabajo lo permita. Madrugadora, ordenada y directa, su entorno reconoce en ella el “compromiso inquebrantable” que en algún momento se rompió dentro del PSOE. Su paso por Juventudes Socialistas le ha dejado un “núcleo duro” de amigos con los que comparte objetivos, esperanzas y también fiestas, en las que suele ser la más “bailonga”. El tiempo libre que le deja la política lo dedica a salir a casas rurales, hacer senderismo y practicar deportes en la montaña.

Su designación como ministra de Igualdad se ha interpretado en el PSOE de Castilla y León como un reconocimiento al apoyo que la agrupación autonómica siempre ha brindado a Pedro Sánchez, especialmente en aquel año 2017 en el que el presidente hacía funambulismo por las provincias de España tras su abrupta salida de los cargos orgánicos del partido. Aunque Ana Redondo aspira a ser más que una cuota. Su perfil dialogante y la mano izquierda que siempre ha mostrado con el adversario la hacen idónea para un cargo de negociación como este. Lo hará con más trabajo que símbolos o gestos. Enfundada en una camisa blanca y una americana, que las tiene de todos los colores, será suya la misión de reordenar las políticas impulsadas por Irene Montero durante los últimos años. Hay trabajo por delante.