Entre 3.000 y 10.000 soldados turcos, según las fuentes, penetraron ayer en territorio iraquí, después de que el Gobierno de Ankara amenazase repetidamente con atacar el norte de Irak si no se actuaba contra las bases del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Desde el pasado diciembre, los cazas turcos han bombardeado las bases del grupo armado en las montañas del Kurdistán iraquí para preparar la incursión terrestre, destinada a evitar que "la región sea utilizada como santuario para los terroristas" y a contribuir "a la estabilidad y la paz interna de Irak", indicó el Estado Mayor turco en un comunicado.

Según fuentes iraquís, los soldados turcos se internaron varios kilómetros en las provincias de Dohuk y Erbil, donde se registraron combates con los rebeldes. El PKK aseguró haber matado a 24 de ellos, sin que las autoridades turcas lo confirmaran.

La UE reaccionó por boca de su representante de Política Exterior, Javier Solana, quien afirmó que la intervención armada "no es la mejor respuesta ante el terrorismo". También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su "preocupación" y apeló al "respeto de la frontera internacional".