La campaña presidencial de EEUU se ha visto sacudida por un escándalo del Gobierno Bush, que admitió ayer que empleados de la administración estadounidense revisaron indebidamente los pasaportes de Hillary Clinton, Barack Obama y John McCain, funcionarios que han sido despedidos.

Sean McCormack, portavoz del Departamento de Estado, ha indicado que se han tomado medidas disciplinarias contra un tercer empleado. Añadió que los funcionarios habían incurrido en lo que ha calificado como "curiosidad imprudente", y que los incidentes ocurrieron el 9 de enero, el 21 de febrero, y el 14 de marzo pasados.

La reacción del Gobierno fue inmediata y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, llamó ayer por teléfono a Obama y a Clinton para disculparse por el incidente; McCain está en París.