La cancillera alemana, Angela Merkel, mostró ayer de nuevo su firmeza y negó, a solo tres metros de Mariano Rajoy, que la ayuda europea pueda ir directamente a los bancos con problemas, fórmula que evitaría los altos precios que paga el Gobierno para financiarse en los mercados. Por mucho que el ambiente de la reunión a cuatro de Roma quiso ser positivo y se saldó con un mínimo y simbólico acuerdo en favor del crecimiento, Merkel volvió a mostrarse contraria a la reclamación española. Desde que se conoce que la banca va a ser rescatada, la prima de riesgo y el interés del bono de deuda a diez años se han disparado.

Para la cancillera, la recapitalización directa de los bancos supone una violación de los tratados europeos. Ante la presión que está recibiendo por su posición intransigente, explicó de una manera muy clara que la lluvia de millones (hasta 100.000) que van a recibir los bancos españoles para sanearse deben pasar por el Gobierno español no solo porque así lo marcan las normas, sino porque solo el Ejecutivo español tiene autoridad para controlarlos. "Yo puedo hablar con los bancos alemanes, pero no puedo decir lo que tienen que hacer los bancos españoles", añadió.

Por su parte, el ministro de Economía, Luis de Guindos, reconoció a ayer en Luxemburgo la validez de los argumentos de la canciller: la ayuda directa europea a los bancos sin pasar por el Estado es imposible. "Actualmente no existe ningún instrumento que lo permita", admitió.

PETICIONES Por otra parte, entre las recomendaciones aprobadas por el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE destaca la indicación de que España deberá reformar su sistema tributario, subir el IVA y reducir o suprimir la desgravación fiscal a la compra de vivienda por sus efectos económicos perjudiciales.