Amenazas de bomba

¿Quién se esconde detrás de la multiplicación de falsas alertas de bomba en Francia?

Pese a su poca verosimilitud, las autoridades francesas deben tomárselas todas en serio ante la posibilidad de que una de esas advertencias estuviera relacionada con un peligro real

Dos policías montan guardia frente al palacio de Versalles tras ser evacuado por una falsa alarma terrorista el pasado 17 de octubre.

Dos policías montan guardia frente al palacio de Versalles tras ser evacuado por una falsa alarma terrorista el pasado 17 de octubre. / Reuters

Enric Bonet

Francia sufre del síndrome de 'que viene el lobo'. Como en la mítica fábula, el país vecino hace frente a una oleada de falsas alertas (en este caso de ataques bomba). Pese a su poca verosimilitud, las autoridades francesas deben tomárselas todas en serio ante la posibilidad de que una de esas advertencias estuviera relacionada con un peligro real. Esto las obliga a la movilización de numerosos recursos de la policía, así como la realización de centenares evacuaciones, que tienen un impacto económico, pero también mental en las personas afectadas. 

El palacio de Versalles —el segundo monumento más visitado en Francia, solo por detrás del museo del Louvre— ha sido evacuado en siete ocasiones en los últimos 10 días por amenazas de bomba. Los aeropuertos galos han recibido más de 70 advertencias de este tipo desde el 18 de octubre y se han efectuado decenas de evacuaciones. Las escuelas e institutos —los lugares más afectados por estas bromas macabras— han sido desalojados más de 300 veces desde principios de este curso. 

Una oleada previa a la guerra de Gaza

A primera vista, estas cifras resultan escalofriantes, pero no se trata de algo nuevo en Francia. "Es un fenómeno cíclico" que se produce "de vez en cuando", explicó al diario Le Parisien Denis Jacob, secretario general del sindicato Alternative Police. El país vecino ya se había enfrentado a una oleada de amenazas de este tipo en 2016, entonces reivindicadas por el misterioso grupo Evacuation Squad. Según datos del Ministerio de Justicia, hasta 759 personas fueron condenadas en 2021 y 670 el año pasado por este tipo de falsas alertas.

Desde el 7 de octubre, la justicia francesa ha abierto hasta 64 investigaciones por advertencias de este tipo. No obstante, la actual oleada empezó antes de los brutales ataques de Hamás y la escalada en el conflicto palestino-israelí. Los principales lugares afectados son los centros educativos, donde hubo 117 amenazas de bomba entre principios de septiembre y el 6 de octubre. De hecho, en institutos como el liceo Arago en Villeneuve Saint-George (en el sudeste de la periferia de París) se han producido más de 15 evacuaciones a lo largo de este mes. 

"Los pequeños listillos o los pequeños bromistas que se dedican a este tipo de juego, en realidad, son unos grandes estúpidos o grandes delincuentes. No dejaremos que queden impunes", declaró el ministro de Transportes, Clément Beaune. Aunque algunas de estas amenazas se transmitieron a través de métodos clásicos, como las llamadas o los correos postales —por ejemplo, en el caso de la mezquita de Bayona evacuada el pasado viernes—, la mayoría de ellas se deben a correos electrónicos o mensajes en webs de la Administración, como en un portal de la Policía para comunicarse con la ciudadanía. Beaune explicó que todas las amenazas a los aeropuertos procedieron de un mismo mail, registrado en Suiza.

Muchos detenidos son adolescentes

Muchos de los responsables de estas alertas suelen utilizar VPN u otros mecanismos informáticos para esconder su identidad. Un usuario de X (antes Twitter) publicó en septiembre un tutorial de cómo hacer estas amenazas. Durante el mes pasado, ya se hicieron virales en TikTok y Snapchat imágenes de evacuaciones de institutos, lo que incentivó a adolescentes a cometer este tipo de bromas de muy mal gusto. También contribuyó al pico actual la mediatización del fenómeno en las últimas semanas, en que Francia elevó al máximo su nivel de alerta antiterrorista tras el asesinato del profesor Dominique Bernard por un exalumno radicalizado el 13 de octubre.

"Si hay un mensaje que quiero dar es que encontramos a todo el mundo", declaró la semana pasada el ministro del Interior, Gérald Darmanin. La justicia puede condenar a los autores de estas amenazas por un delito de "divulgación de falsas informaciones", castigado con penas de hasta dos años de prisión, pero también de "amenaza de destrucción", con hasta tres años de cárcel y multas con varios dígitos. Incluso algunos jueces castigaron a los responsables de estas amenazas por "violencias psicológicas con premeditación".

"Se trata básicamente de menores de edad los que han comparecido ante la justicia", reconoció Darmanin sobre los detenidos por este fenómeno. Sus motivaciones resultan difusas. Su perfil no se corresponde al de un fundamentalista islamista. A pesar de ello, esta oleada de falsas alertas se ha convertido en todo un dolor de cabeza para las fuerzas de seguridad del país vecino. Cada vez que les advierten de una amenaza de este tipo, deben evacuar el lugar, inspeccionarlo y también utilizar medios como perros especializados en explosivos. "Se trata de mucha energía gastada", lamentó Louba Atta, portavoz de la prefectura de la policía de París.

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