DIPLOMACIA INTERNACIONAL

La guerra de Israel contra Hamás en Gaza polariza al mundo en tres bloques de apoyo

Sánchez lidera, con Borrell, Michel y Guterres el frente más proclive a contener la respuesta israelí

Del otro lado, el eje germano-estadounidense, que propugna un respaldo total a las represalias de Tel Aviv contra Gaza

El "sur global" se adhiere a la causa palestina casi sin excepción

Una reunión de la Asamblea de Naciones Unidas.

Una reunión de la Asamblea de Naciones Unidas. / EFE

Mario Saavedra

Hamás ha perpetrado la mayor masacre de judíos desde la II Guerra Mundial: al menos 1.400. Israel, una de las peores matanza de palestinos desde la creación del Estado para los judíos en 1948: más de 8.500. Ambos hechos inéditos han provocado un frenesí geopolítico que dibuja una polarización mundial en al menos tres bloques, según el distinto grado de apoyo a las partes o las peticiones de contención a Israel.

Una tensión diplomática que se ha plasmado este martes en una escena protagonizada por el embajador de Israel en Naciones Unidas. Gilad Erdan ha aparecido junto a su equipo en la reunión del Consejo de Seguridad con una estrella de David amarilla, como las que usaban los nazis para marcar a los judíos durante el Holocausto. Se hacían eco del argumentario de su Gobierno durante los últimos días, que asemeja a Hamás con el Ejército alemán (o con Estado Islámico) y a los que critican los bombardeos contra civiles en Gaza, con los colaboracionistas de la Gran Guerra.

La actuación del alto diplomático israelí (afeada por banal por el director del museo del Holocausto de Jerusalén, entre otros) es el colofón a una semana de enfrentamientos con la organización internacional. El pasado viernes, la Asamblea General aprobó, por abrumadora mayoría de países y entre aplausos, una resolución a iniciativa árabe que pedía “el cese de hostilidades” en Gaza. También rechazaba el "traslado forzoso de la población civil palestina”.

Votaron a favor 120 países de los 193 países de la ONU, entre ellos EspañaFrancia, Noruega, Irlanda, Portugal, los países del mundo árabe, América Latina, Rusia y China.

Votaron en contra 14 Estados: Israel y Estados Unidos, Austria, República Checa y Hungría, y otros menores como Paraguay o Papúa-Nueva Guinea.

Se abstuvieron 45, entre ellos buena parte de los europeos: Reino Unido, Suecia, Finlandia, los Bálticos, Alemania, Italia, Grecia, Polonia o Países Bajos, entre otros.

Tres bloques de apoyo

En estas tres semanas de guerra total se han ido construyendo tres bloques en el conflicto.

Por un lado, está el bloque de apoyo sin restricciones a Israel, con Estados Unidos en el epicentro. Joe Biden ha llegado a equiparar a la Ucrania invadida por Rusia con el Israel atacado por Hamás y ha pedido dinero al Congreso para apoyar militarmente a ambos. Su Administración ha replicado parte del discurso de Netanyahu, desde las presuntas decapitaciones de niños a manos de Hamás hasta las dudas sobre los datos de muertos palestinos ofrecidos por el Gobierno de Gaza.

A ese bloque duro se sumó la presidenta de la Comisión Europea. Mientras el Ejército israelí reclamaba la evacuación (ilegal e irrealizable, según la ONU) de más de un millón de civiles palestinos del norte de la Franja, Ursula von der Leyen viajaba a Israel junto con la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. Ambas, especialmente la alemana, se desvivieron en sus declaraciones de apoyo a la contraofensiva israelí. Subrayaban el derecho de Israel a defenderse, con escasas menciones a los límites que impone el derecho humanitario internacional y las convenciones de la guerra sobre protección de civiles. Desataron una tormenta en Bruselas, porque fueron sin mandato del Consejo de jefes de Estado y de Gobierno y sin coordinación con la oficina de Política Exterior de la UE.

El viaje irritó especialmente al Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad. Josep Borrell afeó a Von der Leyen sus declaraciones, y recordó que la postura común de los 27 es cosa de los 27 y él, su representante, no la política alemana. El alto diplomático europeo empezó a poner el foco en el sufrimiento de la población civil en Gaza. Insistía en cada ocasión en que la defensa de Israel debía ser proporcional y legal.

En esa línea se situaron tanto el presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez (que también lo es de forma rotatoria del Consejo de la UE) como su ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Desde el primer momento, condena rotunda a Hamás, pero exigencia del respeto de la legislación internacional en la respuesta militar del poderoso Ejército israelí.

Y luego contraprogramaron a Von der Leyen. Sánchez y Borrell (que no han viajado a Israel) se reunieron en los márgenes de la Conferencia de Paz de Egipto con Charles Michel, presidente del Consejo, también muy enfadado con la posición pro-israelí de Von der Leyen; y con Antonio Guterres, el secretario general de Naciones Unidas.

Guterres ha tenido que encajar la muerte bajo las bombas israelíes en Gaza de más de medio centenar de trabajadores humanitarios de la agencia de Naciones Unidas para Palestina, la UNRWA. Ha mantenido una línea similar a la de España. Ha condenado enérgicamente los ataques de Hamás contra Israel. Pero, al mismo tiempo, ha pedido que cesen las hostilidades, que se ponga fin al sitio de Gaza, y que se proteja la vida de los civiles, especialmente de los niños. El portugués advirtió, además, del problema de fondo: la ocupación. "Estos ataques de Hamás no se produjeron en un vacío", dijo, antes de recordar el más de medio siglo de sometimiento ilegal israelí de los palestinos y de la violación de las resoluciones de Naciones Unidas al respecto. Israel enfureció, le insultó, pidió su dimisión y aseguró que Naciones Unidas no tiene ya crédito alguno. Anunció la suspensión de la entrega de visados para sus trabajadores.

Reino Unido, Francia y Alemania

La gira de líderes europeos a Israel continuó con el premier británico Rishi Sunak, que ha sido férreo en su apoyo al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Le dijo que "quiere que ganen" en su lucha contra Hamás en Gaza y se mostró "orgulloso de estar con Israel" en el momento más oscuro. Se niega a apoyar un alto el fuego, y solo contempla "pausas específicas" para permitir la entrada de ayuda humanitaria en Gaza.

El alemán Olaf Scholz también viajó a Israel. Le dijo a su primer ministro que Alemania tiene una responsabilidad histórica en "garantizar la existencia del Estado de Israel", debido al Holocausto (el asesinato de seis millones de judíos de Europa). "La seguridad de Israel es una razón de Estado para Alemania”, ha dicho el líder socialdemócrata. Scholz también visitó al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas.

Lo mismo hizo el francés Emmanuel Macron: primero Netanyahu, luego Abbas. El presidente galo dio una de cal y una de arena: propuso una coalición internacional para acabar con Hamás similar a la que en Siria ataca a Estado Islámico (haciendo una semejanza muy del agrado de Tel Aviv) pero pidió a Israel contención en su respuesta. Rechaza que se corte el agua y la electricidad a la población civil, e insistió en que la "causa palestina debe ser escuchada". En Naciones Unidas, Francia votó a favor de la resolución de alto el fuego.

Rusia y China aprovechan la coyuntura

A los abiertamente pro-israelíes (Estados Unidos, Alemania, Reino Unido) y a los que mantienen cierto equilibrio entre las partes, defendiendo el derecho a la defensa de Israel, pero dentro de los límites humanitarios (España, Naciones Unidas, parte de las instituciones de la UE) se le suma un bloque nítidamente pro-palestino, liderado por los países árabes (Jordania, Arabia Saudí, Líbano, Egipto, entre otros).

En las aguas revueltas están pescando también las dos potencias que confrontan con Estados Unidos, Rusia y China. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dicho este martes que hay que dejar claro quién está detrás de "de la tragedia de los pueblos de Oriente Próximo" y quién "organiza el caos mortal y se beneficia de él": las "élites que gobiernan Estados Unidos".

China siempre ha simpatizado con la causa palestina y ha apoyado a la OLP. Aboga por el establecimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén Este como su capital. Ha calificado las acciones de Israel como excesivas dentro del marco de la autodefensa. Pero de momento se mantiene alejado del conflicto.

Ambos, China y Rusia, han bloqueado una resolución estadounidense del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para una "pausa humanitaria", que es la versión más ligera de lo que la comunidad internacional pide para aliviar el sufrimiento gazatí, y que no supondría el cese de las hostilidades sino, tan solo, la entrada de algunos camiones con víveres y agua.

Mientras, sobre el terreno, las cifras apuntan a la mayor catástrofe sufrida por los civiles de la región en décadas. Miles de muertos, decenas de miles de viviendas destruidas y centenares de miles de desplazados. Y una guerra que se prevé larga.