Nada es sencillo en el enjambre geopolítico de Oriente Próximo. El ataque masivo de Irán contra Israel de esta madrugada es, al mismo tiempo, un hecho inédito (una confrontación directa entre estos dos enemigos históricos) y un mensaje en contra de una escalada total que termine en guerra en la región. Una suerte de diplomacia con bombas.

El objetivo de los 320 drones y misiles lanzados por el Ejército iraní es el de recuperar su capacidad de disuasión, apuntan los analistas consultados. La pelota está ahora en el tejado del gabinete de guerra israelí, que se reúne esta tarde. Es el primer ministro Benjamin Netanyahu el que puede decidir lanzar una represalia moderada o un choque frontal que lleve a una guerra abierta.

La primera de las claves para comprender el significado de la llamada operación 'Promesa Verdadera' iraní está en el tipo de armas utilizado; la segunda, en los objetivos atacados.