Fabiola era de carácter afable, amable con todos sus vecinos y "muy buena persona", según los conocidos y allegados del matrimonio. "Se casaron por la Iglesia hace años en Ciudad Real y esta no dejaba de halagarle y atenderle en todo momento", contaban. De hecho, "ella le llamaba a él mi bebé y era muy cariñosa", relataban. El mismo día de la muerte, iban a celebrar, según los vecinos, la apertura del bar El Manchego, que ambos regentaban desde hacía cinco meses. "Nos íbamos a ir de paella todos". El día anterior ambos estaban en el bar "dándose besos".