El primer peso pesado de los dos que quedaban, si hubiese disparado en una plaza de toros, hubiera cortado dos orejas, rabo y salido a hombros. En la del Primer Molí se le pidió a Pirotecnia Gironina, encargada del penúltimo disparo, otra, otra... entre una larguísima ovación. Ya lo saben, Eduard Cunillera y José Benlloch, a ‘encenderla’ de nuevo. Yo he de añadir que fue todo un espectáculo de buen hacer y coordinar, y para mí puede cumplirse el sueño del director de diseño que dijo: “Vengo a ganar si todo me sale bien”. Pepe, creo que puede hacerse realidad lo deseado. Al menos, a la espera de Pirotecnia Hermanos Ferrández. Me falta espacio para describir tanta magnificencia. Se quemaron 234 kilos de pólvora y el maravilloso espectáculo duró 6’44 minutos y eso que el ritmo fue de locura, de principio a fin. El inicio aéreo tenía seis fases en las que hubo digital de trueno y en el resto, lo de siempre pero disparado con mucha precisión. A destacar las volcanadas de trueno color verde y limón, las cajas a tres alturas de color variado y el ‘redoble’ de tambor del secuenciado. La mascletà contó con cinco retenciones acompañada por ‘fachadas’ de pitos y truenos y calibres que iban subiendo de intensidad y sonoridad a medida que estallaban los 1.500 ‘masclets’. Del terremoto terrestre diré que esta vez sí he podido disfrutarlo y distinguir los 2, 3, 5 y 6 de calibre que explosionaron. Faltaba terminar la faena y matar a la primera. Así lo hizo el de Pedralba. En el firmamento estallaron más de mil truenos de aviso y apuntilló con 18 volcanes de chicharras y truenos del calibre superior. Lo dicho, no la volváis a encender, dejadlo para el año que viene. Castellón os espera con los brazos abiertos.

Pirofantasía Carlos Caballer, de Bétera, se encargó de disparar el último castillo grande de las fiestas fundacionales del 2012, que fue muy del agrado del público, que terminó premiando a Carlos y a su gente con una gran ovación. H