Pregó menudo. Pero grandioso, inmenso, en una mañana primaveral que hizo las delicias de los niños y mayores en la recreación de las tradiciones y costumbres desde la mirada curiosa, sorprendida y amable de los más pequeños.

Un cortejo, además, que se caracterizó por la fluidez, y que recorrió las calles del trayecto oficial en poco más de dos horas. Más de 3.000 participantes, 21 carrozas, 65 carros engalanados, 19 gaiatas, entes vinculados y presencia de las delegaciones de Burriana y Alicante. Son las cifras de una manifestación en clave de infancia que, tradicionalmente, se celebra el dilluns de Magdalena, en el tercer día de los festejos mayores de la ciudad de Castellón. Una cabalgata infantil que tiene su sello propio y que ha ganado en colorido, vistosidad y diversión garantizada para todos.

Además, con estrictas medidas de seguridad como la prohibición (prácticamente cumplida por los participantes y público) de no lanzar caramelos con las carrozas paradas, ni tampoco en arterias estrechas, como es el caso de la calle Mayor. Cortejo de ilusión y fantasía, de espontaneidad y de ternura, de orgullo de padres y de esperanza de futuro de la fiesta magdalenera.

Pregó dels xiquets con la reina infantil, Berta Montañés Selma, las damas infantiles de la ciudad y las madrinas de las comisiones pequeñas de los 19 sectores gaiaters, sobre artística carroza guiada por bueyes en una de las tradiciones más seculares de los desfiles magdaleneros, felizmente recuperada hace años.

INVETERADA COSTUMBRE // Niños que transmitieron ese aprecio y cariño a la ciudad, transmitidos por sus familias en la inveterada costumbre del tercer domingo de Cuaresma, que da paso al esplendor de la fiesta.

Con la cabalgata infantil, Castellón dedica un día de su semana grande a los reyes de la casa, y así es desde principios de la década los 60 del pasado siglo, cuando Juanito Algueró, miembro de la extinta Junta Central de Festejos de la Magdalena, ideó este cortejo para dar un mayor protagonismo a los infantes castellonenses. Y, desde entonces, como casi un ritual, los padres visten a sus hijos e hijas con las mejores indumentarias castizas y populares. De otro tiempo y desde la emoción contenida y amable.

HISTORIA / Si hasta 1989 el pregonero infantil leía los versos de Bernat Artola, a partir de ese año se canta un poema realizado por Vicent Pau Serra i Fortuño, y el primer niño que tuvo el privilegio de estrenar los versos fue Sixto Barberá. Desde entonces, la poesía de Serra invita a la grey infantil a participar directamente de los festejos. Pregóoooo!!!.