El atleta del Maestrazgo-Portell Turisme Álex Marín Fabra (3 de noviembre del 1990, Atzeneta) se ha quitado este año la espinita de la Lliga de Curses per Muntanya Castelló Nord, en la que tras ser tercero en las ediciones del 2015 y 2016 ha acabado alzándose con el primer puesto en la edición del décimo aniversario.

—¿Cómo empezó a correr?

—De niño, desde los 10 años, jugué primero a fútbol sala y después a fútbol en el amateur de Atzeneta, hasta los 20 años o así. Fue por el 2011 cuando varios de mis hermanos empezaron a correr carreras por montaña. Somos cuatro y corremos tres, pero el detonante fue cuando Diego quedó segundo en la Penyagolosa Trails Marató i Mitja del 2011.

—¿Qué le enganchó?

—Cuando empecé a participar en carreras me gustó mucho este mundillo, he conocido a mucha gente que con los años se han convertido en amigos. Eso es lo mejor, conocer gente con tanta humildad, algo que hoy en día es difícil de encontrar.

—¿Cómo suele entrenar?

—No soy muy metódico, siempre antepongo entrenar con mis hermanos o con los amigos antes que preparar alguna carrera en particular. Hoy parece que si no tienes entrenador y nutricionista, o te preparas en un gimnasio, no puedes llegar a nada, pero suelo ir a mi aire y hacer lo que me piden las piernas. El fin de semana queda para la tirada un poco más larga, y entre semana procuro dedicar un día a series y otro a cuestas. Y constancia, sobre todo mucha constancia, que es lo esencial en este deporte.

—¿Qué ha supuesto ganar la décima Lliga Castelló Nord?

—Me hace ilusión porque por su palmarés han pasado corredores de mucho nivel y estar en esa lista me da una gran satisfacción. No es una liga nada fácil, dura muchos meses y hay que estar en muy buen estado de forma durante todo el año.

—¿Se fijó como objetivo ganar?

—Este año no lo tenía pensado, pero hice la carrera de Borriol para preparar otra prueba y quedé segundo. Luego sí había previsto correr en casa, en Atzeneta, y ahí gané, así que ya le había cogido una ventaja importante al segundo clasificado, por lo que decidí continuar con el circuito.

—¿Cuándo se decidió el título?

—Fue en la última carrera, en la Entreparets de Vilafranca. Había sido primero en Benassal, séptimo en la Serra d’En Galceran y el 12º en Vistabella, donde hubo mucho nivel con la Copa de España. Llegué a la última prueba con 30 puntos de ventaja, la cosa estaba bastante apretada, y aunque me bastaba con ser cuarto para asegurar la victoria si ganaba mi principal rival, Martín Bacas, no quería estar en el filo de la navaja y salí a por todas, ganando también en Vilafranca. La verdad es que ha habido que luchar hasta el último momento porque Martín ha sido un rival muy duro.

—¿Qué objetivos tiene ahora?

—Primero descansar un poco, y después la verdad es que no tengo nada pensado. A día de hoy he conseguido más de lo que pensaba cuando empecé a correr, así que solo quiero seguir disfrutando de este deporte y compartirlo con los compañeros.

—¿Asfalto o montaña?

—Nunca me ha llamado mucho el asfalto, supongo que porque aquí en Atzeneta somos de montaña. Este año volví a hacer un 10k cinco años después, el del Marató de Castellón, donde hice 32.19, pero hay que estar siempre pendiente del reloj y del ritmo, disfruto más a mi rollo en la montaña.

—¿Piensa correr pruebas más largas como la MiM?

—En un futuro es posible, pero ahora prefiero distancias cortas, un maratón como mucho. Pruebas como la MiM te exigen muchas horas de entrenamiento.

—¿Cómo entró a formar parte del Maestrazgo-Portell Turisme?

—Fue cuando empecé a correr, ya que me lo propusieron dos amigos. En el 2015 fuimos el tercer mejor club de España en el Nacional (Fedme) y en el 2017 quedamos segundos. En el 2016 fui segundo en el Autonómico de Aragón, lo que me valió el pase a la selección aragonesa, que es lo mejor que me ha pasado.