Un simple paseo por los términos municipales de la Plana Baixa con más tradición citrícola de la provincia da una imagen muy aproximada de la magnitud de la tragedia en la que se ha convertido la campaña citrícola actual. Buena parte de la cosecha de clemenules sigue en el árbol y muestra una estampa más propia del mes de octubre, con la recogida recién iniciada, que de finales de enero, momento en el que la temporada de clementinas se puede dar ya por amortizada.

Pero el desastre se confirma cuando el paseante se topa con fincas en las que sus propietarios ya se han encargado de tirar al suelo su propia producción, para que este mal año no perjudique la cosecha siguiente.

Las organizaciones agrarias calculan que sumadas las clementinas que todavía están en los naranjos y las que se pudren en el suelo suponen entre un tercio y un 40% de la producción, lo que equivale a unas 220.000 toneladas de las más de 500.000 que preveía el aforo cítrico en Castellón.

A ello se suma el hecho de que, según el secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, «muchos productores, en su desesperación, prácticamente se han visto obligados a regalar su producción a los comercios para que no se quedara colgando». Es decir, que sin estas rebajas de enero, la situación sería mucho peor.

FIN DE LA CAMPAÑA // Ahora el mal está hecho y es momento de hacer balance. El vicepresidente de la Asociación Profesional de Exportadores de Fruta de Castellón (Asociex) y gerente de Nulexport, Pasqual Pla, asegura que la temporada de recogida de clemenules está «prácticamente acabada», y que la presencia de collidors en fincas de esta variedad es testimonial y se reduce a casos en los que la piel de la fruta ha aguantado muy bien el paso de las semanas gracias a los tratamientos.

«La mayor parte de los comercios y cooperativas ya están volcados en otras mandarinas tardías como la clemenvilla o la hernandina», apunta Pla. Y pronto será el turno de las naranjas, cuya presencia en los campos de la provincia es muy inferior al de las distintas variedades de clementinas.

Visto que cualquier cambio en el acuerdo de libre comercio con los países del África meridional tendrá que esperar como mínimo a que se cumplan tres años de su entrada en vigor, algo que ocurrirá en octubre, las asociaciones de agricultores centran ahora sus demandas en la recepción de ayudas directas que eviten «una tala masiva de naranjas». Quien así se expresa es el portavoz de la Plataforma per la Dignitat del Llaurador, César Estañol, que no esconde que la situación para muchos en el campo es «dramática» y que la única alternativa que ven es «el abandono de las tierras».

El problema es que la opción de activar partidas presupuestarias para este fin pasa por una Comisión Europea (CE) que el jueves en Bruselas arrojó un cubo de agua muy fría sobre las expectativas del sector. El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, reconoce que es la CE quien debe poner en marcha el «mecanismo excepcional» que ya permitió, por ejemplo, otorgar subvenciones a los productores cuando se produjo el veto ruso.

Tanto Peris como el secretario general de Fepac Asaja, José Vicente Guinot, reclaman «voluntad política» al Ministerio y la Conselleria de Agricultura para «luchar» por unas ayudas que, como Estañol, consideran «imprescinbles» para el futuro del sector a corto plazo y con la vista puesta ya en la próxima campaña. «Si se quiere encontrarán la solución», asegura Guinot.

COMPETENCIA // No obstante, también esta solución se prevé difícil de aplicar. Fuentes del departamento que dirige Elena Cebrián admiten a Mediterráneo que es «una opción compleja que necesita de la autorización de la Comisión Europea en el marco de la normativa y regulación del mercado y de la competencia europeos», detallan. O lo que es lo mismo, que dar ayudas directas podría situar a los agricultores que las reciban en una situación de ventaja competitiva frente a los productores de otros países.

Esta mañana se celebrará una reunión en Nules entre la Plataforma per la Dignitat del Llaurador y el secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez, para abordar esta cuestión, entre otras vinculadas al sector.